En su periplo, Álvarez, narró que todo comenzó en el hospital de Chajarí, donde concurrió con su padre, remarcando que fue atendido “muy bien y creo que, teniendo conocimiento de lo que pasa en otros hospitales, el de aquí es un hotel de cinco estrellas”.
Alvarez continuó narrando sus peripecias y cargó contra la obra social de los jubilados cuando dijo que “para empezar, me dijeron que el PAMI estaba cortado, así que fui a la oficina de Chajarí y pido para hablar con el PAMI Paraná. Llamé y planteo mi programa y me respondieron que en Paraná no estaban cortados los servicios, así que decidí llevar a mi padre a Paraná. Me contestaron que en el Hospital San Martín lo atenderían. Así que llamé al Hospital San Martín, explico el caso y, cuando le digo que está afiliado al PAMI, me dicen que el servicio está cortado, pero al decirle que me informaron lo contrario, me respondieron que sí atendían pero el problema es que no tenían camas disponibles y me dijeron que si el caso era realmente grave, lo podrían atender en la ambulancia o de lo contrario que llame la semana que viene”.
Alvarez apuntó que ante esa realidad, habló con su médico de cabecera y llamaron a Concordia, finalizando su padre internado en el Hospital Felipe Heras. “Es una barbaridad. Hay una discriminación hacia la gente mayor de edad y uno se entera de esto sólo viviendo las cosas como me tocaron vivir a mi”, dijo al respecto de la atención recibida en ese nosocomio.
“Llegamos, nos atendieron, nos llevan a la sala, pasó un día, pasó otro día y a papá no le hacían nada y me dijeron que había que tener paciencia porque el PAMI estaba cortado. Pedí para hablar con el director del hospital y con la gente del PAMI, pero no había respuestas, en tanto papá estaba acostado en una camilla que era una vergüenza, porque que un hombre de 70 años esté acostado en una cama con un colchoncito de cinco centímetros sobre un zarzo de madera, es una vergüenza”, enfatizó y agregó: “Eso era un dormidero de perros que además estaba sucio”.
“Una enfermera me dijo que cuando alguien se vaya del hospital yo le saque el colchón”, dijo Alvarez entre asombrado y ofuscado. “Estamos todos locos. No hay respeto para la gente mayor”, se quejó.
Para explicar mejor la situación lamentable, Alvarez narró que “había un viejito ciego que se levantó y comenzó a gritar para que lo llevaran al baño. A los 10 minutos no había venido nadie y mi hermana lo acompañó, pero el pobre viejito se orinó en el camino. Es una falta de respeto para con la gente”.
“Hay discriminación para con la gente grande”, reiteró Alvarez y recordó que “si alguien es beneficiario del PAMI es porque aportó 40 años”, agregando que “debe haber algún responsable y si no puede mejorar las cosas debería renunciar”.
Negó que se trate de una chicana política, cuando dijo “soy peronista y fui incluido a dedo en la Junta de Gobierno, pero pienso que todos tenemos una responsabilidad y quien aceptó el cargo en el PAMI debería hacerse responsable de lo que sucede”.
“Mi padre aportó toda la vida. Si hubiera guardado ese dinero tendría 60 mil dólares y, con esa cantidad estoy seguro que estaría atendido en el mejor lugar”, dijo finalmente.