Esta tarde, a las 17, los radicales podrían comenzar a delinear su respuesta al pedido de reforma de la Constitución. Sin el acuerdo del radicalismo no hay reforma posible y 2005 pasará a engrosar la lista de los años en que fracasó el intento por actualizar el texto de 1933.
En el interior del partido hay un debate tras bambalinas respecto a la conveniencia o no de que el congreso fije posición frente a la reforma. Según afirmaban ayer fuentes partidarias se contaría el número suficiente de votos para que, efectivamente, en la reunión que podría ser convocada para el 19 o el 26 de febrero, los radicales salden este debate pendiente desde hace ya un año.
Los defensores de esta postura argumentan que una dilación de esa definición estaría perjudicando los intereses electorales del partido. Ya resuelta la fecha de elecciones legislativas para el 23 de octubre en todo el país, explican que no hay mucho margen para demorar el proceso interno previo, si lo que se pretende es que exista el tiempo suficiente como para curar heridas y lograr un partido aceptablemente encolumnado para la general.
Si no hay definiciones, en cambio, todo se demora, porque se mantiene latente la posibilidad de un proceso para la elección de convencionales que, naturalmente, es un proceso muy distinto en contenido y en actores de la campaña.
La balanza se inclina por el no
Tal vez porque es muy enero y hace todavía mucho calor, la mayoría de la dirigencia del radicalismo se muestra indiferente ante la ansiedad del oficialismo. Algunos, incluso, preferirían que el tema directamente no apareciese en el temario que se fijará hoy. Otros, creen que debe haber una definición, que si no hay condiciones para la reforma, que de una vez lo diga el congreso partidario y a otra cosa.
En definitiva, si el congreso sería hoy se impondría el “No” a la reforma. Para Varisco, antes que nada el Gobierno tiene que contestar la agenda política que la nueva conducción de la UCR junto con sus legisladores llevaron a la mesa de diálogo político en diciembre.
En el mapa interno, se marcaba como reformistas a los que el año pasado militaron el “No”: los dirigentes del Frente Social, minoría en la actual conducción. Pero uno de sus referentes, Juan Ghiano, marcó distancia ayer de esa posición. “Si al Gobierno le interesa mejorar la calidad institucional, que es uno de los argumentos por el que insiste con la reforma, que demuestre ese apego por esa premisa no demorando el aumento que les corresponde y merecen los empleados públicos, que son precisamente el factor humano indispensable para que el Estado y los servicios que éste debe prestar funcionen bien”, dijo el ex senador.
Agregó que “el Gobernador no ha puesto todo el empeño para que se apruebe el Régimen Jurídico Básico, y no puede argumentar que el tema lo maneja la Legislatura porque bien ha demostrado que cuando quiere aprobar rápidamente una norma lo hace sin miramientos, tal el caso de la aprobación del presupuesto, que lo hizo sin debate ni discusión con las minorías”.