El jefe del Departamento Técnico de Vialidad, Rubén Bartolomé, informó a APF que con la creación de la planta de biodiésel «se pensó en producir combustible a partir del aceite de soja ya que en aquel momento se procesaba entre el siete y el 10 por ciento de ese grano, es decir, para tratar de darle un valor agregado a la producción y aprovechar los buenos rindes», expresó.
La planta de biodiésel fue planeada, en un principio, como una solución alternativa a la crisis de combustible del sector productivo de la provincia y podría serlo en la actualidad, también, cuando los arroceros ven amenazada la cosecha por falta de combustible.
La planta tiene una capacidad de producción de 24 mil litros diarios y se necesitan cuatro personas para operarla. Las instalaciones, ubicadas sobre la ruta 11 a la salida de la ciudad de Paraná, «tuvieron un costo de 120 mil dólares o pesos y con la pesificación los costos se agravaron, por ello el proyecto duró solo un año y no se alcanzó a inaugurar», argumentó Bartolomé.
Bartolomé apuntó que, cuando se levantó la planta, «el litro de gasoil costaba 0,53 centavos y a nosotros nos daba como costo cerca de 0,38 hacer un litro de biodiésel. Eso significaba un ahorro de más de 0,10 centavos. Vialidad tiene un consumo bastante grande de gasoil trabajando a pleno: consume cerca de 600 mil litros por mes».
De lo producido se usaba sólo un porcentaje. En el caso del combustible que produce Estados Unidos, el B-20, la proporción es de un 20 por ciento de biodiésel y un 80 por ciento de gasoil. «Nosotros lo utilizábamos hasta en un 40 por ciento con resultados óptimos. En un momento se hicieron análisis para conocer la calidad y estaba dentro de los valores aceptables; pero el inconveniente era el lavado del producto ya que se produce glicerina como residuo. Nosotros le hacíamos un filtrado solamente y la calidad no era la misma», explicó el funcionario.
¿Cual es el futuro de la planta? «Con la llegada del nuevo Gobierno, el ingeniero Andrés Espejo pidió mi opinión. Incluso él la conoció y quedamos en la posibilidad de buscarle alguna utilidad en cuanto dieran los costos, pero en este momento ni siquiera se le hace mantenimiento», respondió Bartolomé.
Por último, el Jefe del Área Técnica de Vialidad, afirmó que «en su momento hubo un proyecto de realizar biodiésel a través del Estado y los productores, pero hay que hacer un proceso licitatorio, un trámite demasiado engorroso», concluyó.
Un proyecto trunco
El 24 de enero de 2002, el matutino porteño La Nación daba cuenta de la finalización de la planta de biodiésel. Bajo el título «Entre Ríos tiene su propia fábrica para producir biodiésel», Daniel Tirso Fiorotto, corresponsal del diario, informaba sobre las características de la flamante planta de combustible.
“Con una docena de tanques de 180.000 litros en total y otra de bombas y reductores, instalados cerca de esta capital, a la vera de la ruta provincial 11, la Dirección Provincial de Vialidad terminó la construcción de una fábrica de biodiésel.
La pequeña industria fue diseñada y erigida por empleados públicos y con el aprovechamiento del reciclado de material en desuso, a excepción de los tanques armados por la metalúrgica Bártoli, en la ciudad de María Grande, todo en Entre Ríos y a un costo de 70.000 pesos en total.
‘Lo primero que destaco es la capacidad del Estado, cuando quiere, para hacer una obra de importancia como ésta a un costo bajísimo, porque nos ofrecieron fábricas por más de 4 millones de pesos y acá estamos hablando de menos del 2 por ciento’, dijo a LA NACION Abel Viollaz, que ideó e impulsó el proyecto desde el área de Mantenimiento de Vialidad. Luego aclaró que las plantas ofrecidas eran de mayor volumen.
Viollaz decidió aportar su experiencia personal de 50 años en su taller, instalado en Villa Elisa, cerca de la ciudad de Colón. Pero la debacle financiera del país y de la provincia le frenó los proyectos y hoy lamenta la escasez de fondos para avanzar.
La administración del gobernador Sergio Montiel se propuso dar al Estado un papel protagónico en la economía y, aunque todo se frenó por las restricciones financieras, que obstaculizaron la prestación de servicios elementales, el organismo vial sigue adelante, por ejemplo, con una fábrica de puentes que está construyendo en la localidad de Villaguay».