Invisible: La historia de la niña de 12 años que era prostituida por su madre y fue descubierta de casualidad

El caso fue calificado tanto desde la policía como por la justicia como una caso “para nada habitual” sin embargo, los fiscales coinciden en que son alrededor de 3 o 4 los abusos sexuales a menores que se denuncian semanalmente en la ciudad, muchos de ellos intrafamiliares, y se estima que los datos reales triplican esa cifra.

Desde el teléfono del niño (102) afirman que reciben alrededor de 20 llamados diarios, la mayoría son menores que buscan poder desahogarse y contar pequeñas frustraciones y problemas cotidianos, pero unos dos o tres aproximadamente son para denunciar agresión física o sexual.

Fuente policiales, informaron que en el marco del operativo ordenado para localizar a la menor, Rocío Benítez, cuyos padres habían denunciado su desaparición el pasado viernes, fue que un móvil de la comisaría Segunda prestó atención a esta niña de 12 años que deambulaba sola por la calle a las 23.30 de la noche. No se trataba de Rocio, pero si de una niña que estaba desaparecida.

La diferencia de “A” con la niña a la que la policía buscaba, es que su familia no había reportado su desaparición, y que la situación de calle parecía ser algo resuelto por ella misma, en el corto espectro de posibilidades que podía darse el “privilegio” de elegir.
Por separado, dos fiscales penales, Pablo Castillo y Jorge Vila, tenían abierto un legajo de investigación por abuso sexual de menores en los que “A” figura como victima: Uno de los casos fue denunciado por su madre y el otro por el COPNAF. Pero la fiscalía no había podido entrevistar a la menor, porque no lograba dar con ella.

Primero la madre se mudó de barrio, y después, cuando finalmente fue localizada y notificada por personal del Copnaf, la mujer señaló que hacía tiempo que no veía a su hija, y que tenía entendido que se había ido a vivir con su hermana.
La hermana a la que la mujer hacía referencia no era mucho más grande, ni siquiera adulta, se trata de una adolescente de 17 años, que había alcanzado al menos un grado mayor de independencia, por cuanto ya vivía en concubinato con su pareja. Es decir, había comenzado su propia historia.

Es así que nos enteramos; la policía, la justicia, el propio Copnaf, y la opinión publica, que esta chica sufría este tipo de explotación. Básicamente porque se lo manifestó a la policía con el objeto que no la obligarán a regresar con su madre. A quien habían llamado para que viniera a buscarla.

La niña no va a la escuela y hasta mediados de este año se dedicaba a la venta de diarios en la calle.
En mayo del corriente la madre de la menor formula una denuncia por abuso de menores, acusando a un hombre que en teoría conocería a la niña de la calle, ya que siempre vendía diarios en la esquina de San Lorenzo y Diamante con su hermano más chico.
Pero cuando el fiscal pretendió tomarle testimonio a la menor mediante cámara Gesell, la madre comenzó a evadirse. Primero se mudó, después finalmente se presentó pero dijo que no sabía donde podía estar la niña.
Lo propio había ocurrido con otra causa, en la que estaba denunciado como abusador un familiar de la menor, y que había sido notificado el caso por operadores del COPNAF.

En diálogo con DIARIOJUNIO el fiscal Vila que investiga el caso, afirmó que anoche, la menor se encontraba en situación de calle.
Ahora, se investigarán los dichos de la menor, que por estas horas está alojada en una residencia del COPNAF y se solicitó también una cámara Gesell para su hermana de 15 años.

El descubrimiento casi casual del caso, denuncia otra problemática que se vive en los barrios marginales, que tiene que ver con la falta de seguridad para denunciar este tipo de hechos. Como de hecho ocurrió con el caso de la menor de 15 años, que era pareja desde los 12, del funcionario policial Fabián Casas, quien la había embarazado. La pareja vivía en un barrio de emergencia y el caso se conoció recién cuando el policía la asesino de un tiro en la cabeza.

Y como hemos graficado en los informes:
http://www.diariojunio.com.ar/noticias.php?ed=1&di=0&no=56704
http://www.diariojunio.com.ar/noticias.php?ed=1&di=0&no=56763

Allí donde no llega el Estado, las normas las marcan los que tienen más poder, y en ese sistema de relaciones los menores son siempre los que menos posibilidades tienen. El caso ejemplifica claramente de qué hablamos cuando hablamos de exclusión, y cual es el abanico de flagelos a los que los marginados están expuestos, porque no tienen quien garantice sus derechos, porque no hay autoridad que los proteja, y en algunos casos, esa custodia no puede delegarse ni en sus propios padres.

La minoridad tal cual la entendemos en el marco de unEstado de Derecho, es una construcción cultural, y legal, que permite proteger a los más débiles, pero para que esta protección surta efecto, hace falta que esa cultura se transmita y que haya una autoridad que la garantice.

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