Hebrard fue elegido delegado por sus compañeros en abril del año pasado debido a que se sienten desprotegidos desde hace ocho años ante persecuciones y aprietes ocasionados por otro empleado llamado Ignacio Solís. “Siempre fue el brazo armado de los directores para sacar sus réditos”. Hebrard aceptó la elección pensado “que podía cambiar este sistema de aprietes y de persecución”.
Las denuncias
En septiembre de 2004 comenzó a efectuar diversas denuncias públicas. “En ese momento, caían cuatro gotas y el centro se quedaba sin luz, sin radio, sin teléfono”. Durante cuatro meses, el centro asistencial estuvo sin la única ambulancia que posee. “La ambulancia ha estado parada por dos mangos, no tenía explicación dejar un barrio abandonado por $ 2”, mencionó el empleado.
No obstante, el director de la sala de primeros auxilios del Constitución, Francisco “Paco” Martínez, no se privó de nombrar suplencias transitorias de choferes, a pesar de la falta de vehículo y de los seis choferes disponibles de planta permanente, entre ellos Hebrard.
El chofer, además, reclamaba la falta de indumentaria para sus compañeros y la desprotección del centro durante la noche. “Imagináte cualquier persona que lleve a un familiar al centro con pocos minutos de vida y te encontrás únicamente con dos enfermeras sin una ambulancia; esa persona es capaz de patear, matar hacer cualquier cosa”, dijo. Si bien Martínez, “salió por los medios diciendo que iba a poner un médico de guardia, fue totalmente mentira, nunca lo puso”.
Otra denuncia giró en torno a la ausencia del ecógrafo. En el centro había un aparato de estas características, pero no había ecografista. “En vez de nombrar uno, lo mandó al hospital Heras y hasta el día de hoy no volvió”. El director le aseguró a Hebrard que, a su favor, podía extenderles la autorización para que atiendan a los pacientes del barrio sin autorización. “Pero en el Constitución, que es un barrio pobre, una madre, antes de gastar $ 2 para ir y volver al Heras, lo primero que va a pensar es en la panza del hijo y va a comprar un kilo de pan y un litro de leche con esos $ 2”, aseguró.
«Te lo manda el director»
Hebrard, al ver que ninguno de estos reclamos tenían solución, decidió trasladarse el 11 de diciembre a Villaguay para contactarse con la ministro de salud, Graciela Degani. “Le planteé las cosas que pasaban en el Centro y la ministro me dijo que tenía conocimiento de lo que pasaba pero que no podía hacer nada porque el director es amigo personal del gobernador”, dijo.
El 15 de diciembre, los dos hijos de Solís lo cruzan a Hebrard y el mayor: “me dice, ‘esto te lo manda el director para que te dejes de joder”. Los dos hijos lo golpearon en la cara y le pegaron con un fierro en la cabeza. El chofer se contactó con Martínez, quien negó tener alguna vinculación con el hecho.
Amigo del gobernador
El mes pasado, Hebrard volvió a viajar a Paraná. Dialogó con la directora de Recursos Humanos, quien se desligó del tema y lo envió con Juan Abolafia, el secretario de Salud. “El secretario de Abolafia me dijo que no estaba y estaba adentro”. Hebrard se dirigió entonces a la directora de atención primaria. Ella le contó que Martínez vino y pidió por “esta persona no habiendo ambulancia”. Esa persona fue uno de los agresores.
Ya había antecedentes de violencia en el Centro. “En enero pasado, cuando Martínez asumió, el sabía de los conflictos y dijo, en una reunión de choferes, que no le interesaba si se mataban a palos. La violencia no se hizo esperar mucho. Terminada la reunión, Solís, y uno de los hijos, Mario Solís, agreden a otro chofer. Como que les dio el visto bueno. Nunca se hizo un sumario, nada”.
Para Hebrard, hay una “connivencia” entre el director Martínez y Solís. El chofer, incluso, mencionó que Solís tiene 411 días francos. “Como si hubiese trabajado de más, pero no los trabajó. Todos sabemos. Como era el mandamás, iba y firmaba los domingos. Nadie investigó ni preguntó, reclamó y se los dieron”, expresó.
Además, denunció que a Solís le dieron una licencia de seis meses por diabetes. “Pero se la extendió un neurólogo, que era el director anterior. Los días sábados, que yo estaba de guardia, este señor estaba tomando en un bar a dos cuadras de la salita hasta las tres de la mañana. ¿Esta enfermo o no está enfermo?”, se preguntó.
Respecto del bioquímico “Paquito” Martínez, Hebrard aseguró que reclama el pago del sueldo de director “full time”, “siendo que el también trabaja en la Asistencia Pública”.
Desprotección gremial
Hebrard se sintió desprotegido, incluso, por la dirigencia local de ATE. “Cuando voy al gremio, Miguel (Pelandino) me pide las notas presentadas de la agresión como desconfiando de mi palabra. En Paraná, hablé con el secretario de interior del gremio y, asombrados, me preguntaban: ‘¿como Pelandino te dejó desamparado?’”.
El empleado decidió callar la agresión, pensando que las aguas se aquietarían en estos meses. Pero se decidió a hablar porque los hijos de Solís lo denunciaron por agresión y amenazas. El martes pasado debió concurrir a Tribunales. “Tengo 52 años, no me voy a pelear con dos pibes de 30 años. Sé que pierdo como en la guerra”. Finalmente Hebrard optó por denunciar a sus agresores.
Los empleados ya no quieren hacer asambleas. “Porque al otro día de hacer una, aparecen para decirte ‘che, vos hablaste de mí’. Aparecen las persecuciones”.
Hebrard aseguró que, de ahora en más, “lo que me pase físicamente, a mí o a mi familia, lo hago responsable a Solís y al director”. “Yo digo que no puede ser que una persona, por amiguismo, perjudique a una población, como el Constitución. Yo quiero a alguien que pueda manejar el Centro, no solo por los trabajadores, sino por los vecinos de mi barrio”, finalizó.