“La facilitación del rey Juan Carlos ha terminado. Para Uruguay no hay nada de lo que se pueda conversar mientras sigan los cortes”, dijo el diplomático. Añadió que tanto el rey como el gobierno argentino “ya están al tanto” de la posición uruguaya. Y que ése fue el “claro mensaje” que recogió el enviado español, el embajador Juan Antonio Yáñez, durante la reciente gira organizada para intentar un acercamiento entre las partes.
Ayer Uruguay insistió en que «no hay diálogo que se pueda facilitar» mientras persista «la presión de los cortes de ruta» de los asambleístas entrerrianos que se oponen a las pasteras. Ese fue el clima con que finalizó la rueda de alegatos para que el tribunal decida si, como le pide Uruguay, accede a demandar al gobierno de Kirchner que «abandone su pasividad cómplice» y haga algo para poner fin a los cortes.
Iniciada a comienzos del mes pasado, la arriesgada intervención de Juan Carlos de Borbón fue la respuesta a un expreso pedido del presidente Néstor Kirchner.
Ayer, por primera vez, la intervención real se mencionó ante los jueces. Lo hizo Uruguay, que intentó exprimirla con sentido político a favor de su demanda por el «daño irreparable» con que -a su juicio- los asambleístas amenazan su economía y capacidad de decisión.
«La Argentina dice ante este tribunal que los cortes de ruta no son graves. Pero si hasta el rey de España ofreció una gestión de buenos oficios no habrá sido porque constituyeran una bagatela», aseveró, con florida figura, el abogado italiano Luigi Condorelli, del equipo uruguayo.