Massuh, quien vive en Paraná desde 1972 pero es oriundo de Concordia, explicó que en noviembre habían comenzado a trabajar con Economía para lograr una mejora salarial. El jefe de Policía recordó que cuando se hizo cargo el sueldo del policía era el mismo que un empleado de la administración pública. Sin desmerecer la función de los trabajadores estatales, Massuh sostuvo que los policía deben estar mejor remunerados porque realizan otro tipo de tareas y en horarios más extensos.
Por ello se propuso mejorar los sueldos y manifestó en dos o tres oportunidades a los jueces que lograba sacar 4 o 5 puntos más que las paritarias de los estatales o docentes. Por ello, puntualizó que hoy un empleado estatal que recién comienza gana poco más de $ 5.000 mientras que un policía en la misma situación se lleva el doble a su casa a fin de mes: $ 10.500.
En diciembre de 2013 habían acordado otorgar una suma de $ 1.300 lo cual equivalía a un incremento del 30 %. Una cifra a la que caratuló como “interesante” teniendo en cuenta que la provincia no podía pagar más que eso.
Al mismo tiempo, Massuh indicó que estaban viendo lo que sucedía en otras provincias donde comenzaban a reiterarse los reclamos policiales con acuartelamientos y su correlato temido: los saqueos. La cúpula policial ya estaba anoticiada de que efectivos entrerrianos en actividad, retirados y familiares habían comenzado a reclamar. El Jefe de Policía recordó que los reclamos colectivos están prohibidos en la fuerza y que son considerados una “falta grave”.
De todas formas, impartió directivas a los jefes departamentales para que den a conocer la noticia a los efectivos. El viernes 6 volvió a hacer lo mismo, debido a que ese día se incorporaron al servicio activo los egresados de la Escuela de Policía. Los jefes de cada departamental viajaron a Paraná y volvieron a escuchar a Massuh. Posteriormente algunos admitieron que esa noticia tranquilizó las filas en otras ciudades en virtud de lo que aconteció en Concordia posteriormente y el peligro latente de que se plieguen a las medidas de fuerza en otros puntos de la provincia.
Massuh dijo además que confiaba personalmente en alto grado en el jefe de policía de Concordia, Lucio Villalba, debido a que consideraba que tenía muy buena relación con la comunidad y obviamente con los efectivos que le respondían. No obstante, la realidad le mostró que estaba equivocado. El domingo a la noche, mientras estaba en las afueras de Paraná se enteró a través del subjefe, Juan Ramón Rosatelli, que la Jefatura de Concordia había sido tomada.
De inmediato, se reunió con Bahl y decidieron viajar hacia Concordia. En el camino, intentó comunicarse con Villalba pero le fue imposible. El jefe de policía de Concordia le dijo después que no pudo hablar dado la situación de violencia que había vivido. Además estaba con los ojos enrojecidos por el gas pimienta y convaleciente de una neumonía reciente.
Llegó a Concordia cerca de las 3 de la mañana y se encontró con Rosatelli quien había llegado primero y ya había tenido un primer encuentro con los policías que encabezaban el acuartelamiento. El subjefe le dijo que había un “descontrol total” y que “estaban todos violentos” y además transmitió una advertencia: “vos no vayas porque corre riesgo tu vida”. Massuh quería ir pero Bahl le aconsejó también que no fuera para no agravar la situación de por sí muy complicada. Rosatelli, luego de acompañar a Bahl a la Jefatura, le confesó que temió que no pudiese salir. No obstante, Bahl aclaró ayer que, más allá de los insultos y los improperios, nadie lo agredió físicamente.
Descartado para encabezar las negociaciones, el jefe de Policía se dedicó a traer efectivos de otras localidades para intentar controlar la situación en Concordia. Massuh pudo observar con sus propios ojos las calles cortadas por barricadas, vecinos con palos. “Había una psicosis”, dijo.
No obstante, dijo que no podía traer tantos efectivos de otras localidades porque se las podía desmantelar la seguridad, más aún temiendo el contagio que suele suceder cuando se producen los saqueos en algún punto. De hecho, admitió que en Paraná se vieron movimientos sospechosos cerca de los supermercados pero allí sucedió algo totalmente diferente a Concordia. Cuando desde la Jefatura convocaron a personal de franco se acercaron 450 efectivos, un número más que suficiente para realizar tareas de prevención.
Debido a que estaban cortados los teléfonos, el lunes 9 trajeron un camión con teléfonos celulares que corresponden al sistema 911. Además llegaron efectivos de la Brigada de Abigeato y de la División Vial y efectivos de Paraná. En total, se trasladaron a Concordia aproximadamente 50 patrulleros. Según relató, entre las llamadas de la gente al 911 se colaban algunas con amenazas o se los tildaba de “cobardes” a quienes prestaban servicios. Luego las negociaciones llegaron a buen puerto, se levantó la toma de la Jefatura, los efectivos volvieron a prestar servicio y Massuh se quedó varios días en la ciudad hasta que todo volvió a la normalidad.
Luego comenzaron las preguntas de los defensores. Massuh primero respondió que la cantidad de policías que trajeron cuando la huelga estaba en pie no era suficiente para garantizar la seguridad sino que solo atinaban a “contener” a la gente que estaba en completa indefensión. Por otra parte, detalló que la fuerza policial en la ciudad contaba con 900 efectivos aunque hay de todo tipo y aproximadamente 80 vehículos aunque no todos operativos.
Además reiteró varias veces ante las insistentes preguntas de los letrados respecto de la posibilidad de que, ante una Jefatura tomada y fuera de servicio, en las 10 comisarías de la ciudad se hubiese podido convocar al personal para salir a patrullar. Massuh dijo varias veces que eso era imposible porque “la cadena de mandos estaba rota”. Y explicó que, en esas condiciones, no se podía cumplir con el protocolo establecido: “estaba descabezado el mando desde que se produce la toma de la Jefatura y de los patrulleros, se cortan las comunicaciones y se agrede a la plana mayor de la Jefatura”.
Además dijo que “no tenía sentido hablar con las comisarías” y que utilizar el rol de llamados fue “imposible”. En tal sentido, señaló que ese sistema está pensado para catástrofes o contingencias eventuales y no para enfrentar situaciones de acuartelamiento o conflictos internos en las filas policiales.
Asimismo, el jefe de Policía descartó de plano haber planeado recuperar la Jefatura por la fuerza. “Ni pasó por mi cabeza traer al grupo especial de Paraná. No emplearía la violencia contra mis propios hombres. Se sabe como se empieza pero no como termina”, manifestó.