Según publica hoy el sitio ANÁLISIS DIGITAL, hace dos semanas, después de una investigación minuciosa, el IAFAS llegó a la conclusión de que en la sala de calle 25 de Mayo se había montado una organización interna para robar. Las autoridades del Instituto para la Ayuda Financiera a la Acción Social (IAFAS) determinaron que la recaudación bajó abruptamente: de 60.000 bajó a 40.000 pesos mensuales, aproximadamente. Mientras, los supuestos autores aparecieron con nuevos autos, otro estaba preparando un vehículo para competencia deportiva y hubo quienes comenzaron a preguntar por precios de terrenos, para futuras inversiones inmobiliarias. Incluso, hace no más de 20 días, se pudo determinar que hubo un robo importante de fichas, en la que se vieron involucradas tres personas, a las que la Policía detuvo, pero luego los dejó en libertad por el pedido expreso de uno de los gerentes de la mencionada sala. Lo extraño del caso fue que el hecho no quedó registrado en las estadísticas policiales y sólo se conoció a nivel interno, lo que constituyó una abierta violación a los deberes de funcionario público de parte del responsable.
El 31 de marzo, Blas García, titular del IAFAS, firmó la resolución por el cual se desplazó al jefe de la sala de calle 25 de Mayo, la tesorera y se despidieron a cinco empleados. A las dos horas -a la siesta de ese día-, atentaron contra uno de los gerentes de la empresa que tiene la concesión de dicho lugar. Dicha persona, de apellido Vivas, sufrió el incendio casi total de su vehículo, que estaba en su domicilio de calle San Juan. Fue la primera advertencia y grave. Por ello fue que Blas García le pidió al jefe de la Policía, Ernesto Geuna, custodia permanente para su familia y la de varios funcionarios, ante nuevas represalias, además de ponerlo al tanto de todo lo que estaba sucediendo.
Pese a que se intensificaron los controles en la citada sala, el viernes 2 detectaron que un empleado se estaba llevando 3000 fichas (el equivalente a 750 pesos), por lo cual fue detenido. No obstante, se entendió que la organización era más grande y que no solamente comprendía a los despedidos días antes. A su vez, hubo una fuerte amenaza a un empleado de la sala (desde un Polo color gris) y a una empleada.
Anoche, Blas García se encontraba en su domicilio de calle Uruguay 705, celebrando el cumpleaños de su hijo Gonzalo García -a cargo del área de Juventud del gobierno de la provincia- y había dejado el automóvil en el acceso al garage. A las 0.30 pasó ruadamente un vehículo, desde donde le arrojaron un molde de cemento realizado en un balde de plástico (parecido a las pesas caseras), por lo cual le hizo estallar la luneta trasera. El hecho fue pese a la custodia policial de la Comisaría Segunda que, según se indicó, «no vio nada». No obstante, algunos vecinos dijeron que era un Renault 18 color azul.