“Lo de las escuelas de la Iglesia es acá en Entre Ríos. Ándate a Buenos Aires y vas a ver, es una de kioscos una al lado del otro. Cuando digo kioscos estoy hablando peyorativamente de las propuestas poco serias de educación privada en Capital Federal, fundamentalmente. Una tradición muy importante en escuelas privadas más serias que estos kioscos a los que estoy haciendo referencia lo tiene Córdoba, incluso escuelas municipales.
En Entre Ríos está la fuerte presencia de la Iglesia. Por un lado, dentro de lo que es la Iglesia tenés lo que es la escuela donde el Estado estuvo ausente, fundamentalmente las escuelas ubicadas en los barrios que básicamente no cobran o cobran una colaboración mínima. Estamos hablando de Gruta de Lourdes, San Francisco, Villa Zorraquín, Santa Lucía, Jesús Nazareno, Itatí. Son propuestas que realmente contienen a muchos chicos a los que no le vas a ir a sacar plata. No está la cuestión económica de por medio.
La responsabilidad fundamental de no haber estado y de haber dejado que esta institución cubriera esa demanda es del propio Estado. Esto hay que reconocerlo; esta realidad de Concordia se repite a lo largo y a lo ancho de la provincia de Entre Ríos.
También es cierto que hace pocos años en nuestro país el presidente de la Nación dejo de tener que tener como requisito ser católico, apostólico y romano. ¿Porqué saco a colación esto? Hay una mayoría católica y eso es cierto. Ahora también es cierto que la Iglesia ha tenido históricamente una actitud casi de imperio y se ha confundido en muchos momentos y lugares en muchos regímenes el Estado con la Iglesia y la Iglesia con el Estado. La Iglesia ha sido el Estado y el Estado ha sido la Iglesia.
Esto hace poquitos años que dejó de ser. Uno lo mira hoy y en la medida que va pasando el tiempo dice: “que barbaridad, mirá los requisitos que teníamos que tener para ser presidente”. Hace 20 años atrás no lo veías con esa mirada.
Creo que esto deberíamos aplicarlo a la educación privada en el sentido de decir: el Estado tiene que arbitrar todos los medios para estar presente en los lugares que tiene que estar. Y segundo lugar para aplicar políticas tal que la Educación deje de ser un bien de mercado.
Dejar de ser bien de mercado significa que las escuelas particulares no deberían existir. Y en cuanto a la Iglesia, que no lo toma como una cuestión de bien de mercado sino de evangelizar y formar en determinados valores, creo que hay otra cuestión: ¿el Estado garantiza la libertad de culto a través de los subsidios a las escuelas de la iglesia Católica o de cualquier otra Iglesia? Si yo subsidio por igual al grande y el chico; al que tiene muchos creyentes y pocos creyentes ¿estoy siendo justo? ¿No estoy contribuyendo a que el grande siga siendo grande y el chico que se las rebusque?
Yo creo que las iglesias pueden tener sus escuelas o sus formas de evangelizar. Que se financien y que busquen creativamente cuales puede ser esas formas. No creo que el Estado deba estar para eso, para sostener los distintos credos, sí para respetarlos y que cada uno tenga la libertad de optar y de creer en lo que quiera y en lo que pueda pero no de sostenerlos.
Creo que se debe sostener otro tipo de instituciones que no tengan que ver con: “a este si y a este no”. Si éste tiene un determinado color de piel si y si no lo tiene no. Creo que hay una cuestión de pluralismo mal entendido en la propuesta que ha tenido el Estado en nuestro país desde que somos Estado. Creo que hay que marchar hacia un Estado que deje de subsidiar y que garantice la libertad a todos, la igualdad en la cuestión educativa para todos del credo que sean.
No son pocos los legisladores y los hombres de la política que han ocupado distintos cargos en los distintos gobiernos que llegado el momento pueden tener algunas ideas que uno puede compartir y acompañar pero llegado el momento hay una cuestión cultural muy fuerte de una idea y una forma de pensar muy fuerte que ha instalado la Iglesia que los inhibe y los frena para avanzar en cosas que sean realmente más igualitarias. Este debate también se nota cuando se debate por ejemplo el aborto. Ese es otro debate parecido a éste donde surge o saltan determinadas cosas que están ahí.
En la provincia y dentro del CGE, la idea de la Dirección de Educación Privada es que el Estado, como subsidia y como sostiene, tiene que controlar. Esta dirección debería ser el lugar de control de implementación de las políticas del Estado en las escuelas privadas. Pero nunca funcionó así: siempre fue el lugar de lobby de las escuelas privadas en el CGE o dentro del gobierno. Esto ha sido en los gobiernos de todos los colores, tanto democráticos como no democráticos.
Donde hay una escuela privada, al lado tendría que haber otra escuela brindando lo mismo o mejor aún. Pero yo voy un poquito más allá y digo que la escuela privada, como propuesta, no debe existir de la misma manera que la Educación debe ser pública y la Salud tiene que ser pública. Ya sea por cuestiones de religión o de conveniencias económicas, el Estado no debería dejar que particulares en una orientación económica o religiosa intervengan en el sistema educativo. La formación debería estar a cargo del Estado: laica, igual, de calidad, con todos los recursos y con las políticas que el pueblo en su conjunto defina a la hora de elegir los gobiernos.
Lo que pasa en otros lugares también pasa en el gremio, no es una isla. La diferencia de proyectos, visión e interpretación también se encuentran al interior del gremio. Los que hemos conducido y los que hoy les toca eventualmente estar al frente cuando hay discusiones no saldadas o hay visiones bastante contrapuestas de sectores importantes, son de las cosas que se siguen discutiendo sin poder tomar una definición tajante. Se la milita, se batalla la idea, se trata de conversar, de argumentar para intentar volcar democráticamente desde una cosmovisión que en definitiva es lo que tenemos todos.
Creo que dentro del gremio está dividido. No son pocos los docentes que trabajamos en un lugar y el otro. Leí declaraciones de (José Luis, senador provincial del PJ) un ex militante de Agmer que se le había preguntado a docentes de privadas si querían concursos o no y que le habían dicho que no. Y claro, hoy por hoy en la escuela privada te elige el patrón. Trabajás o no trabajás si el patrón te elige o no. ¿Qué vas a decir? ¿Vas a hablar en contra de tu patrón? ¿Vas a decir no quiero que me elijas más: quier concursos? ¿Que te va a decir si lo que se está jugando es el puesto de trabajo? El argumento es triste, es pobre.
El debate está, a veces sale con fuerza a veces no. El concurso es uno de los temas que hace surgir el debate. El otro tema son los antecedentes. En la carrera docente pública un ítem que se valora es la antigüedad. Es lo mismo la antigüedad que puedas tener a través de haber ingresado en un concurso que la que puedas tener porque tal o cual cura o tal o cual representante legal te eligió para des clase en la pública. En la privada no, vale el dedo.
No digo que todo lo público sea mejor que lo privado. Hay problemas en las dos, seguramente más en la pública, pero creo no nos podemos quedar con los problemas, hay que solucionar estos problemas para tener la escuela que quiero”.