La reunión fue larga y el diálogo “muy franco y abierto”. “El salario era un tema que no estaba como para ser tratado”, indicó. Es que durante el transcurso de la charla, la difícil situación presupuestaria del CGE fue surgiendo en forma transversal. “Si no tenés tiza, si no tenés pizarrón; si no tenés bancos; si no reponés vidrios: todo eso es presupuesto. Si nos dicen que el presupuesto les da en rojo, indirectamente están diciendo ‘de salario ni hablar’”, explicó la gremialista. Luego agregó que el mensaje del CGE es que “están haciendo todos los esfuerzos y el presupuesto no da para más”.
Además, el gremio pidió que se devuelvan los días descontados. “Los días descontados estaban presupuestados o sea que si estaban en el presupuesto hay plata. Le preguntamos ¿adonde fue a parar ese dinero? Para eso no hubo respuesta; nos dijeron que no sabían”, dijo Hollman.
En consecuencia, Hollman alegó que los docentes se ven forzados a elegir entre el derecho a huelga y un “plato menos de comida al mes”. “Así juega el gobierno, con el salario y el hambre de sus hijos”, sentenció. “Es una pena porque cuando hablamos de democracia hablamos no solo de garantizar el elegir sino también peticionar a las autoridades y hacer valer nuestros derechos, entre ellos el de huelga”.
Hollman indicó que si el gobierno tiene la intención de destrabar el conflicto puede avanzar en cuestiones ajenas a las presupuestarias. Entre ellas, Agmer pide que se deroguen la resolución Nº 521 que establece que los directivos deben informar la lista de los docentes que adhieren a los paros. ¿Se comprometieron a derogarla? “No, no, para nada”, respondió la secretaria del gremio.
El gremio fue convocado a raíz de una reunión que habían realizado con los equipos directivos de las escuelas. El tema era indagar acerca de los elementos con que cuentan los docentes para realizar sus tareas. Por ejemplo las partidas de limpieza no llegan a tiempo y además no alcanzan. Bar les aseguró que ya habían aumentado la partida en un 10 % aproximadamente. “Ellos son conscientes de que están haciendo un gran esfuerzo pero son conscientes de que no alcanza”, dijo Hollman.
En enero y febrero, las partidas no llegan. “Ellos nos dicen que las escuelas están cerradas”, indicó. Pero desde el gremio alegan que no todos los establecimientos tienen sus puertas cerradas debido a que en la mayoría sigue funcionando el comedor escolar. En ese caso, “igualmente la escuela se ensucia y hay que limpiarla”.
Otra cuestión está referida a la conexión teléfonica. En Feliciano, solamente dos escuelas tienen teléfono. En muchas otras, los docentes o el personal directivo son quienes deben encargarse de costear, a través de la cooperadora o de un kiosco, el costo de la factura. Bar les aseguró que el Estado abona la cuenta de 532 escuelas. “Pensemos en la cantidad de escuelas que hay en la Provincia; 532 es muy poco, es casi nada”, argumentó Hollman.
En cuanto al atraso en la entrega de las libretas, desde el CGE reconocen que la imprenta de la provincia está atrasada. “Las escuelas primarias ya las tienen pero las secundarias reconocen que les faltan”, indicó la gremialista. Además, en Cerrito los maestros llevan el agua que consumen en bidones porque hay problemas en el transporte.
En Islas, hay una escuela está sin clases porque las paredes están electrificadas. “A ellos ya les había llegado de parte del supervisor el acta donde consta que hasta el 1º (de junio) no hay clases y que se revierta este tema de las paredes electrificadas”, señaló Hollman.