El presidente chino justificó estas políticas porque, en estas cuatro décadas, "el país se ha despedido de los problemas que plagaron a su gente durante miles de años, incluidos el hambre, la escasez y la pobreza".
Todo esto, según Xi Jinping, "gracias al desarrollo de la democracia socialista" y a las políticas del Partido Comunista (PCCh) que "ha mejorado su liderazgo y ganado una gran victoria en su lucha contra la corrupción".
El mandatario chino prometió que su país continuará su apertura al comercio y a las inversiones, con el ímpetu de las reformas emprendidas el 18 de diciembre de 1978.
Xi Jinping, afirmó que "China nunca se desarrollará a expensas de los intereses de otros países, pero tampoco renunciará a sus derechos e intereses legítimos".
El líder chino se pronunció para fomentar un nuevo modelo de las relaciones internacionales basado en el respeto mutuo y en una cooperación equitativa. También manifestó su rechazo a la injerencia y el hostigamiento en el ámbito internacional.