Von Wernich les pedía a los detenidos colaborar «por Dios y por la patria»

«¿Ustedes saben la impresión que da, en estos momentos de terror, de tortura, ver a un representante de la Iglesia? Era como si viniera Dios a darnos una mano, cuando el que venía en verdad era el diablo (en alusión a Von Wernich)», expresó Julio Miralles.
El ex juez Federal de La Plata explicó que fue visitado por el sacerdote mientras estuvo detenido en los centros clandestinos que funcionaron en COTI Martínez y Puesto Vasco, y que en varias oportunidades lo hizo vestido con sotana y en otras con traje y cuello sacerdotal.
«Un carcelero abría la celda, le daba una silla (a Von Wernich) y lo dejaba a solas con nosotros. El nos decía, ¿muchachos, cómo están? Tienen que colaborar para que no los traten más mal, que no los torturen más; es en beneficio de Dios y de la patria», detalló el ex magistrado.
El testigo dijo que ante esas palabras le respondió a Von Wernich: «mire padre, no decimos más que la verdad, pero mire dónde estamos inmersos (en un centro clandestino de detención)».
Miralles sostuvo que «Von Wernich era habitué en estos centros de detención, era de la casa, seguramente era parte de los torturadores» y en estas charlas con él le preguntaba «dónde estaba mi padre (Ramón Miralles), y nos pedía que colaboráramos».
«(Héctor) Ballent (detenido con él en COTI Martínez) nos decía: ¿no será un comisario disfrazado de cura?, porque era voz cantante que todo lo que habían confesado con el padre, era luego motivo de requerimiento durante la tortura. En la tortura se preguntaba lo que se había dicho en confesión, eso se decía», contó Miralles.
Agregó que en Puesto Vasco «vino el imputado (Von Wernich) y me dijo de nuevo que hablara con mi padre, que lo aconsejara para que colabore, que tenía que colaborar porque iba a bajar el nivel de tortura y Dios lo iba a proteger», recordó.

Misma versión

Un testimonio similar brindó hoy su hermano Carlos Miralles, quien estuvo detenido 31 días en el COTI Martínez junto a su esposa Luisa Villar, donde fueron torturados para que dieran a conocer el paradero de su padre.
«Nos llevaron como rehenes para poder ubicar a mi padre y por eso cuando estábamos detenidos nos llamaban el grupo de los `perejiles’», detalló.
Contó que en una oportunidad, Von Wernich, vestido de civil, lo visitó en la celda y le decía que «si le contaba dónde estaba mi padre íbamos a estar más confortables y no pasar malos momentos».
«Se sentó en una silla frente a mí y nos hablaba en forma pausada, como si estuviera en el confesionario», graficó Miralles y precisó que por la forma en la que el sacerdote se desplazaba en ese lugar «era como uno más de los integrantes de ese nefasto staff».
Miralles recordó también que cuando recuperó la libertad junto a su esposa, que perdió el embarazo mientras estuvo detenida ilegalmente, llegó a su casa y encontró a su madre con el Arzobispo de La Plata, el fallecido monseñor Antonio Plaza.
Dijo que Plaza luego lo citó a la curia y allí «me advirtió que no hablara sobre lo que había vivido para que mi padre y mi hermano, que continuaban detenidos, permanecieran en buenas condiciones».

Otro mas

Además relató que en esa misma reunión le dijo que «no haga nada raro mientras estaba en libertad porque podía volver a desaparecer», por lo que aseguró que Plaza «tenía un poder que iba más allá de la vida y la muerte».
Relató además que una advertencia similar le realizó en la Jefatura de la Policía, Miguel Etchecolatz, ex Director de Investigaciones y mano derecha del entonces jefe de la fuerza, Ramón Camps.
Detalló también que monseñor Plaza visitaba asiduamente a su madre «con el objetivo de sacarle información, a pesar de que él le había advertido que no le contara nada» y explicó que ella no sabía de las condiciones en las que habían estado detenidos ni de las torturas a su padre.
Los hermanos coincidieron en que el motivo del secuestro de su padre, el ex ministro de Economía bonaerense, fue por haber hecho pública una carta donde negaba las afirmaciones del gobernador de facto, Ibérico Saint Jean, en el sentido que la provincia de Buenos Aires había quedado en un estado económico desastroso.
Según relataron ante el Tribunal, los torturadores pretendían que su padre denunciara algún presunto ilícito cometido por el gobernador Victorio Calabró, ya que era parte de una estrategia de uno de los bandos militares que deseaba que Saint Jean se convirtiera en presidente de la Nación.

Con aviso

En la audiencia de hoy, en el juicio en el que se le imputan a Von Wernich 7 homicidios, 31 casos de tortura y 41 privaciones ilegales de la libertad, debía declarar también el ex ministro Miralles, aunque presentó un certificado médico en el que consta que no estaba en condiciones de prestar testimonio.
Ramón Miralles, próximo a cumplir 86 años, fue torturado en COTI Martínez y Puesto Vasco y sometido a simulacros de fusilamiento en el centro clandestino que funcionó en el Destacamento Arana.
Ante esa situación, la fiscalía solicitó la incorporación a la causa de las declaraciones de Miralles efectuadas en los juicios por la Verdad y en el realizado a la Junta Militar, pedido que fue aprobado por el Tribunal por unanimidad y rechazado por la defensa del sacerdote.
Durante la audiencia de hoy estuvo presente Cecilia Pando, la esposa del mayor (r) Pedro Mercado, quien en reiteradas oportunidades reivindicó el terrorismo de Estado y la represión ilegal.

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