VIOLENCIA DE GENERO : Mi ex me dice que me va a matar a mí y a nuestra hija

Fernanda está nerviosa. Dice que ya repitió su historia varias veces, pero igual recordar los golpes y el maltrato la moviliza. Se le nota en el cuerpo. Se sonroja, mueve las manos, pero no aparta la mirada ni por un segundo. Cuenta su dolor mirando a los ojos. Y así transmite, con la intensidad de una mujer lastimada, todo lo que atravesó.

Fue maltratada durante años. Y luego de varias idas y vueltas legales su marido quedó en prisión imputado por nueve delitos. Pero sigue sin paz. Desde la cárcel la llamó varias veces para amenazarla y en septiembre podría quedar libre porque se cumplen los dos tercios de la condena y es un derecho que le da la ley. ¿Y ella? ¿Sus derechos? Ella teme por su vida y la de su pequeña. "Me dice que me va a matar a mí y a nuestra hija", revela.

Dice que exponerse le juega en contra. "No me quieren tomar en ningún lado porque piensan que mi ex puede matarme en la puerta del trabajo y piensan que después eso es un problema para ellos. Termino siendo yo el peligro y no él", concluye.

De todos modos, y a pesar de ese precio que paga, entiende que es necesario visibilizar su caso para concientizar. Y decide hacerlo en esta fecha, en que se vuelve a hacer la marcha de #NiUnaMenos para reclamar medidas que pongan fin a la violencia de género, así como para concientizar respecto de las prácticas machistas y misóginas que son parte de esa violencia que golpea, lastima y mata.

"Las víctimas de violencia de género seguimos sin patrocinio legal gratuito y no se cumple con las medidas de restricción"

"Empecé a ser víctima de violencia de género en 2012 cuando mi ex marido, una mañana, porque yo no quería tener relaciones sexuales, le pone un cuchillo en el cuello a la nena que tenemos en común, que tenía dos meses", cuenta Fernanda.

Ése fue el primer hecho, al que le siguieron muchos más: amenazas, insultos y golpes. "Una vez llegó a mi casa y como él no me dejaba trabajar le pedí plata para los pañales de la nena. Me dio un golpe que me fisuró las costillas", recuerda.

Las denuncias de ella derivaron en medidas de restricción que él incumplió una y otra vez. "Un día, en febrero de 2014, salí con mi hija a comprar y él, que estaba esperándome en la esquina de mi casa, me sacó a la nena por la fuerza. No supe qué hacer, así que le dije que me acompañara al supermercado. Yo entré, él se quedó afuera con la nena y activé el botón antipánico. Al rato la policía se lo llevó detenido", detalla.

No terminó ahí. Lo liberaron y el siguió hostigándola por teléfono, en persona, a través de otros y de todas las formas posibles. "Nunca respetó las medidas cautelares", subraya Fernanda. Hasta que finalmente el 30 de marzo de 2014 la policía lo fue a buscar al trabajo y se lo llevaron detenido. Le imputaron nueve delitos por amenazas, lesiones y desobediencia.

"NO SÉ QUÉ HACER. PIENSO QUE PUEDE APARECER EN CUALQUIER MOMENTO"

Sin embargo ese no fue el fin de la pesadilla. Desde aquel entonces la llamó varias veces. "Me dice que tiene gente en la cárcel que va a venir a matar a nuestra hija o a mí", relata.

Su mayor miedo es que, en septiembre, puede obtener la libertad condicional porque para ese momento ya habrá cumplido los dos tercios de la condena. "No sé qué hacer. Pienso que puede aparecer en cualquier momento", añade.

Su caso, dice, deja en evidencia lo mucho que todavía falta hacer para proteger a las víctimas de violencia. "Seguimos sin patrocinio legal gratuito, todavía no se unificaron los fueros, así que hay que hacer las denuncias a nivel civil y penal por separado y no se cumple con las medidas de restricción. Siguen sin escucharnos", remarca. Ella es una de las tantas víctimas que hoy encabezarán la marcha de Ni Una Menos para gritar, una vez más, basta.

Entradas relacionadas