Sentado en una silla de plástico al pie de una cama modesta en la celda número 5 de la prisión federal ubicada en Campo de Mayo, el ex general Jorge Rafael Videla explicó en detalle cómo se tomaron las decisiones sobre los detenidos durante los años de la dictadura, cómo se confeccionaron las listas de las personas que debían ser detenidas y en qué consistió el método de la Disposición Final, nombre de entre casa otorgado por las FF.AA. a la forma en que se decidió el destino de miles de prisioneros.
El método incluyó cuatro etapas:
** La detención o el secuestro de miles de «líderes sociales» y «subversivos» según listas que -afirman los entrevistados- fueron elaboradas entre enero y febrero de 1976, antes del golpe, con la colaboración de empresarios, sindicalistas, profesores y dirigentes políticos y estudiantiles.
**Los interrogatorios en lugares o centros secretos o clandestinos.
** La muerte de los detenidos considerados «irrecuperables», por lo general en reuniones específicas encabezadas por el jefe de cada una de las cinco zonas en las que fue dividido el país.
**La desaparición de los cuerpos, que eran arrojados al mar, a un río, a un arroyo o a un dique; o enterrados en lugares secretos, o quemados en un horno o en una pira de gomas de automóviles.
En aquellos años de plomo los jefes militares habían llegado a la conclusión de que no podían llevar a los detenidos ante la Justicia: recordaban que los procesados y condenados por «actos subversivos» durante el gobierno del general Alejandro Lanusse fueron liberados como héroes luego de la asunción del presidente peronista Héctor Cámpora, el 25 de mayo de 1973 por la noche.
«Tampoco podíamos fusilarlos. ¿Cómo íbamos a fusilar a toda esa gente? La justicia española había condenado a muerte a tres etarras, una decisión que Franco avaló a pesar de las protestas de buena parte del mundo: sólo pudo ejecutar al primero, y eso que era Franco. También estaba el resquemor mundial que había provocado la represión de Pinochet en Chile», afirmó Videla.