Videla, Harguindeguy y Menéndez procesados por el asesinato de Angelelli

En un extenso fallo, el juez federal Daniel Herrera Piedrabuena consideró el caso como un delito de lesa humanidad y procesó a los tres jerarcas como autores mediatos del asesinato del obispo el 4 de agosto de 1976 y del intento de asesinato del sacerdote Arturo Pinto. “Tengo por acreditado que la muerte de Monseñor Angelelli y las lesiones que sufriera Pinto son producto de un homicidio por accidente de tránsito provocado por la intervención de un automóvil marca Peugeot, color blanco, que habiendo embestido e interponiéndose en la línea de marcha de la camioneta Fiat Multicarga que conducía el primero de los nombrados, provocó su muerte, como las lesiones que sufriera su acompañante Pinto”, resaltó el juez. “No se puede soslayar que se trataba de un sacerdote con alta jerarquía dentro de la Iglesia Católica y que estaba investigando y denunciando los delitos cometidos por la represión en La Rioja, la opresión socioeconómica de los humildes y el desapoderamiento de la tierra por grupos de poder económico. Era clara la amenaza de que la represión que se estaba llevando a cabo en la Argentina alcanzara trascendencia internacional”, agregó.
Además de Videla, Piedrabuena procesó a Luis Fernando Estrella quien era jefe del Escuadrón Tropas y del Depto. Aeródromo de la Base Aérea CELPA, en Chamical, y a Juan Carlos Romero (alias “Bruja”), comisario y jefe del Servicio de Informaciones (D-2) de la Policía de La Rioja.
A ambos, el juez les endilgó la responsabilidad de participar del encubrimiento del asesinato. En el caso de Estrella, ordenó aislar a Pinto, el único testigo y sobreviviente, quien permanecía internado para asegurar la impunidad del atentado. Sobre Romero, el juez destacó su inmediata presencia en el lugar donde se produjo el atentado, donde apuntó con una escopeta Itaka a los presentes para que se alejaran del sitio y de esa forma asegurar el encubrimiento del hecho y la impunidad para sus autores.
En el escrito, el magistrado riojano también recordó el contexto y antecedentes que rodearon al crimen. “Previo a la muerte de Monseñor Enrique Angelelli existía un cuadro de persecución a ciertos sectores de la Iglesia Católica que concluyeron en los homicidios de Longueville, Murias, Pedernera y de Monseñor Angelelli”, señaló el juez.
Los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias habían sido asesinados meses antes en Chamical, al igual que el laico Wenceslao Pedernera.
En el testimonio de Pinto queda claro que Angelelli ya tenía plena conciencia del peligro que corría. En una reunión el día anterior al atentado, sus colaboradores más cercanos le manifestaron ese temor. Angelelli les contestó que “un pastor no abandona sus ovejas”, y en esa ocasión les dibujó un círculo del que formaban parte los ya asesinados Longueville, Murias, Pedernera y en el centro estaba Angelelli como el último que buscaban.

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