“Tratamos de negociar con el personal una reducción horaria y en un principio no nos pusimos de acuerdo”, dijo Fernández. Sostuvo que los empleados pidieron una rebaja horaria del 15 %. “Creo que un poco mal aconsejados”, opinó. Posteriormente llegaron a un acuerdo con la Unión de Trabajadores Gastronómicos de la República Argentina (UTGRA) para que la disminución horaria sea de un 30 %. “Y no habrá más despidos”, sostuvo.
La situación de las termas no escapa a la situación “del país y del mundo”. En ambos casos, Fernández señaló que están “en crisis” y a eso le añade “las heridas que no han curado” de la crisis que dejó el paro del campo. “A nosotros nos perjudicó terriblemente. Todavía no pudimos salir de ese pozo y nos tocó bailar ahora esta crisis mundial”, expresó el gerente.
Los empleados que quedaron sin trabajo tienen, en algunos casos, entre cinco y ocho años de antigüedad. “Se tuvo en cuenta lo que era matrimonio, Hay muchos matrimonios trabajando acá y tratamos de sacar a uno de los dos del matrimonio para que el otro quedara con trabajo y no perjudicarlos tanto”, expresó.
El gerente aseguró que hubo “desinteligencias” de parte de los delegados por no haber llegado a un acuerdo. “Si hubiéramos llegado a un acuerdo no hubiéramos echado a nadie”, explicó. El acuerdo con UTGRA establece que la reducción horaria del 30 % significa que si percibe $ 2000 mensuales, de ahora en más su sueldo se verá reducido a $ 1500. Al mismo tiempo, en vez de 30 días trabajará 22. “Pero no se quedan en la calle”, recalcó.
La capacidad de alojamiento del complejo es de 150 bungalows y cabañas. “De las cuales hoy debe haber ocupadas seis. Es una crisis grave y los empleados la ven. Lo invito a que venga y viajemos dentro del complejo para que cuente gente alojada hay y cuanta bañándose. Esta es una crisis real y no para figurar. Lo delegados dicen cosas que no tienen ningún parámetro de realidad”, indicó.
Fernández hizo un razonamiento lógico para explicar la poca afluencia turística. “La gente lo primero que va a hacer es dejar de viajar, salir a pasear y hacer turismo antes de dejar de comer. Este va a ser uno de los sectores más perjudicados”, vaticinó.
Verter tiene cerca de 58 empleados. “Nuestro gasto más importante es el gasto de mano de obra. No vendemos ni fabricamos nada. Nuestro insumo mayor es la mano de obra: los empleados y las cargas sociales”, indicó.