El hidrógeno, en general, se puede producir de distintas maneras. Se puede extraer de un combustible fósil, que es el hidrogeno gris o azul y surge de las refinerías y también desde el agua. Se toma una molécula de agua y, mediante un proceso de electrólisis, se separan el oxígeno y el hidrógeno, capturándose este último, para después utilizarlo como combustible o como materia prima. Este hidrógeno que se produce con una descarga de energía eléctrica abastecida por un molino eólico o un panel solar, se lo conoce como hidrogeno verde, por lo que toda la cadena de producción empieza a ser verde y ya no se encuentra en ella un combustible fósil.
De todos modos, se puede cuestionar: ¿de dónde viene el acero del molino eólico? la idea es que, dentro de unas décadas, se pueda reemplazar ese acero de origen fósil por uno de origen sintético o vegetal. Es decir, que lo que se está previendo, es un proyecto de muy largo alcance.
¿Cuál es la es la apuesta máxima de esta tecnología?
Es reemplazar a los recursos fósiles como materia prima y entonces, en un futuro, un plástico que surge del hidrógeno verde será, obviamente, mucho menos contaminante. Si bien, es un objetivo a largo plazo, se trata de una oportunidad que palpita la esperanza sustentable.
El proyecto va a llevar décadas, pero ¿Qué está pasando a nivel empresarial?
Hay grandes empresas que ven una ventana de oportunidades y ¿qué es lo que dicen?
Fortescue es una de esas compañías, es australiana y es la cuarta productora mundial de hierro, y, a su vez, integra un conjunto de compañías también productoras de hierro que abrieron una subsidiaria diferente, con los mismos accionistas y lo que están diciendo es que con los aportes de los fondos de inversión, los empresarios multimillonarios, ávidos de invertir en energías renovables, transformadoras y que se ordenan de acuerdo a la transición energética, no quieren invertir en extracción de petróleo y gas sino en hidrógeno verde en la Argentina o en cualquier país del mundo.
El objetivo primario que tiene el mundo de hoy es reemplazar la energía eléctrica a base de carbón, sobre todo en Asia y en China, pues son países donde se sigue usando y mucho. También Alemania, que se piensa como un país abanderado en la transición energética, actualmente genera el 33% de su energía a carbón.
En nuestro país, la generación de energía con carbón es de un 3%. Es decir que está muy avanzada en términos de transición energética y produce el 50% de su energía con gas que es mucho menos contaminante que el carbón o cualquier derivado del petróleo.
Es esperanzador y alentador este proyecto de hidrógeno verde y, a nivel nacional, genera las condiciones para debatir sobre algo que tiene sentido. A su vez, el potencial de energía eólica del territorio está entre los más grandes del mundo, la corriente de vientos de la región patagónica es de una velocidad que supera a otros países[1], a lo que se suma la radiación solar en el norte del país que tiene indicadores muy altos a nivel global.
De hacerse realidad este megaproyecto, la provincia de Río Negro se convertirá en un polo mundial exportador de hidrógeno verde en 2030, con una capacidad de producción de más de 2 millones de toneladas anuales.[2]
Esta nueva tecnología suena razonable. Si bien, tiene costos altísimos y, por ahora, no hay un mercado establecido, los especialistas en el campo de la energía la ven como algo deseable para que avance y que funcione.
Tekoá. Cooperativa de Trabajo para la Educación
[1] Argentina aparece como un país clave para generar este tipo de energía renovable, teniendo en cuenta que posee cursos de agua caudalosos y también vientos potentes que pueden aprovechar los “molinos” eólicos para generar electricidad limpia. En este caso, de la producción de hidrogeno verde, los expertos explican que se utilizará agua del Mar Argentino que pasará por un proceso de desalinización.
[2] https://www.forbesargentina.com/innovacion/como-sera-mega-inversion-hidrogeno-verde-empresa-representa-agustin-pichot-n9471