
Por: Fernando Belottini
Ya no se trata de personajes definidos con sus historias detrás, enfrentados a una situación que los transforma, sino que se encuentra atravesado por problemáticas del propio teatro y realidades del presente. Viaja en el tiempo valiéndose a veces de una tradición para transmitir sensaciones diversas como las que producen las artes plásticas, la danza, la música o la poesía, que en este caso intercala fragmentos de Alfonsina Storni, Gelman, Juan L y Pizarnik.
Creo que el gran tema de esta obra (si es que se puede hablar de alguno definido) es un cuestionamiento al concepto de “verdad”. Sabemos desde la filosofía que el mismo concepto solo admite aproximaciones y que quizá no exista como tal, sino como el residuo de creencias personales a su vez mediatizados por mensajes de distintos orígenes.
Medea, como símbolo de mujer que se atreve a traicionar la ley del padre y busca cumplir sus deseos a toda costa, se vale de la conocida tragedia griega de Eurípides para poner en duda no solo una anécdota siniestra (que ella mató a sus hijos), sino todo aquello que suponíamos cierto o ¿dónde están los Hijos?, ¿cuál de las historias es la verdadera, la que cuentan las Madres o el discurso del Poder fáctico? ¿Son ellas las causantes de la ausencia? ¿O es un Poder -siempre el Poder- el que impone lo conocido? Memoria, verdad y justicia.
Pero esta es solo una mirada desde la política, el hecho estético -con sus juegos temporales e imágenes impactantes- va más allá y conjuga elementos sociales con realidades subjetivas como la de aproximarnos a nuestra verdad en un viaje al pasado donde reconocernos y conocernos.
Solo Medea es siempre Medea, transgresora a través de los tiempos, el resto de los personajes utiliza máscaras y pueden ser nodrizas, princesas o Jasones acomodaticios a la conveniencia. Ella interpreta la búsqueda de la verdad alejada de las mediaciones de aquello que nos fue dado.
En la potencia y los variados recursos de la representación hay un desafío: el de no quedarnos solo en lo manifiesto y en ahondar en nuestra historia aunque nosotres mismos (y los otres) nos la hayamos contado.
Concordia, 20 de junio de 2022.
Ficha técnico artística
Dramaturgia: Edgardo Dib
Actúan: Romina Fuentes, Daniela Osella, Pablo Vallejo
Iluminación: Telar (Teatro Experimental la Rueda)
Diseño de vestuario: Karina Budassi
Diseño de espacio: Edgardo Dib
Realización de vestuario: Karina Budassi
Banda de sonido: Edgardo Dib, Telar (Teatro Experimental la Rueda)
Operación de luces: Carla Bernhardt, Sabina Piccini
Diseño De Iluminación: Edgardo Dib
Fotografía: Julián Villarraza
Diseño gráfico: Julián Villarraza
Dirección: Edgardo Dib