Primero fue internet, y después las redes sociales. La conclusión parece indiscutible, había llegado la democratización de la información. Los ciudadanos, vigilantes, testigos, armados con nuestros artilugios tecnológicos y nuestra conexión a internet móvil de banda ancha habíamos derrocado el oligopolio de los grandes medios de información y pondríamos fin a sus manipulaciones e intereses que condicionaban el periodismo. El periodismo ciudadano, con sus blogs primero y sus redes sociales ahora nos llevaría a casa la realidad sin mediaciones perversas de las empresas de comunicación.
Efectivamente el diagnóstico sobre el poder y aplicación de la manipulación por parte de los grandes medios era acertado; pero la ilusión de que íbamos a llegar a conocer la verdad mediante la masiva participación ciudadana y todo el potencial tecnológico parece que fue un espejismo.
Una vez más, Venezuela se ha convertido en el campo de pruebas de las nuevas tendencias (des)informativas. Los enfrentamientos entre opositores al gobierno de Nicolás Maduro y defensores, y la violencia desencadenada han tenido un reflejo en las redes sociales, y en especial en Twitter, que nos muestra hasta qué punto internet y esta red social se pueden convertir en un estercolero gracias a la intervención de militantes paranoicos y campañas dirigidas por manos ocultas. Fotos antiguas y acontecimientos en cualquier otro lugar del mundo han nutrido toda una catarata de mentiras donde resulta más laborioso desmontar las mentiras que contar la verdad.
La violencia y represión policial ha tenido un protagonismo especial. Han presentado imágenes de policía reprimiendo en el Estado venezolano de Mérida que procedían del año 2010 y de un cuerpo de policía que ya no existe en la actualidad.
Otro diario \»Publico.es\» dice al respecto…
Los opositores venezolanos están tan desesperados por convencer al mundo de que el Gobierno bolivariano de Nicolás Maduro ejerce una feroz represión contra las manifestaciones estudiantiles pacíficas que han recurrido a burdos trucos bien conocidos en las redes sociales como el intento de suplantación de imágenes procedentes de otros países, y de otros años, para ilustrar supuestos casos de víctimas de brutalidad policial
El ejemplo más sangrante de esa falsificación, denunciada por la Embajada de Venezuela en España, es el tweet de un tal Jonathan Mora que muestra la brutal foto de ocho cadáveres tomada en Aleppo (Siria) en julio de 2012 junto al texto: \»¡NECESITAMOS QUE ESTA FOTO DE VUELTA AL MUNDO! ¡ESTUDIANTES MUERTOS EN MARACAY!\»
Aunque quizá lo más indignante es que, después de que se descubriese la impostura, el mismo @Jonathan_Mora alardeó en otro tweet: \»¡He salido en Reuters! Successful troll is successful :D\»