Vecinos de la Jurisdicción tercera vuelven a ser víctimas de una ola de delitos

Vecinos que viven en barrios comprendidos dentro de la jurisdicción de la Comisaría 3ra, se quejan porque los delitos en la zona volvieron a alcanzar una frecuencia alarmante. En una recorrida por los barrios San Carlos, Juan XXIIII, y Nébel, DIARIO JUNIO pudo corroborar, según los relatos de los propios damnificados, una treintena de delitos ocurridos en los últimos 20 días, de los cuales dos se trataron de asaltos a mano armada y el resto de delitos contra la propiedad. En muchos de estos casos los delincuentes ingresaron a las viviendas estando sus habitantes dentro, que encerrados bajo llave en el dormitorio, fueron testigos auditivos del robo de muchos de sus bienes. En tanto que la mayoría de los hechos acontecieron a tempranas horas de la mañana, cuando las personas dejan sus hogares para ir al trabajo, la siesta y al atardecer.
“Sabemos quienes son los que nos roban, es más algunos de los delincuentes tiene hasta el coraje de amenazarnos con señas cuando los vemos. La mayoría son menores”, nos decía una vecina a la que ya le entraron cuatro veces en su domicilio.
Al ser consultados por DIARIO JUNIO, acerca de si estaban al tanto del incremento de delitos en la jurisdicción de la comisaría 3ra, desde la Jefatura Central, tanto el Subjefe Aguilar, como desde secretaría privada, comunicaron que no se registró ningún alza en los índices delictivos en dicha jurisdicción.
Sin embargo, dos fuentes de alta confiabilidad, muy empapadas de los pormenores de la fuerza policial, divulgaron a este medio que una práctica frecuente en las comisarías es, como se denomina en la jerga policial, “degollar denuncias”: se trata lisa y llanamente de cajonear o tirar denuncias a la basura.
Así lo explican las fuentes que aceptaron hablar con DIARIO JUNIO, bajo el acuerdo de preservar su identidad, “…ya los oficiales cuando salen de la escuela vienen con la idea de lo que en el ambiente se llama degollar denuncias. A veces hay problemas con los recién recibidos que vienen y quieren cajonear todas las denuncias. Lo que se descarta son los hechos delictuosos, las denuncias por hurtos menores. Si te roban unas zapatillas, la ropa del tendedero, un televisor, la bicicleta, la rueda de auxilio, el gato hidráulico, ropa o un estereo, lo que se dice un hurto menor, es muy posible que a tú denuncia no le den curso y termine en el tacho de basura”.
Según estos informantes, otra práctica que se suele hacer es charlar a la persona para que no haga la denuncia, “se le dice que va a perder tiempo porque la van a citar al juzgado y no va a poder recuperar nada. Por ejemplo, si a una mujer le roban la cartera con treinta pesos en vez de tomarle la denuncia se le hace una exposición por pérdida de documento… Lo que pasa es que si las estadísticas suben el Jefe Departamental te tira de la bolas.”
Otra habilidad utilizada para que no suban las estadísticas, pero ahora tratándose de hechos que no son convenientes “degollar”, sería, según contaron nuestros entrevistados, “comunicar la denuncia al juzgado y no a la jefatura. Legalmente está bien hecho porque se comunica al juez y se hace la causa, pero no se comunica a la central para que no suban las estadísticas. Entonces, para la Jefatura, tal comisaría tuvo 20 robos y para el juzgado tuvo 30. Es una interna policial para que no le tiren las bolas al jefe de comisaría. Así quedan todos contentos, pero es un mal manejo porque a través de las estadísticas se hacen los planes de seguridad.”
Los reporteados estiman que alrededor de “tres o cuatro denuncias diarias se degüellan”, y estiman que, de no existir esa práctica, las estadísticas podrían subir un 30%, sin contar los hechos que no se denuncian porque en el caso de un robo no es necesario que vaya la persona a la comisaría a efectuar la denuncia. En el hecho delictuoso se puede iniciar la causa por denuncia de la víctima o por oficio, que es por conocimiento policial, pero si la persona damnificada no va a la comisaría todo queda en la nada. De oficio no actúa nadie.”

Comisaría Tercera: Mucho ruido y poca nueces

El principal problema de la comisaría 3ra es que está situada al borde de la jurisdicción (Moreno y Estrada) pero tiene que intervenir sobre un radio de 65km cuadrados (Entre San Juan y el Río, y Salta y Echevere, la calle de ripio dónde esta situada la escuela privada San Antonio). La comisaría cuenta con un personal de 30 efectivos: Jefe y Subjefe, tres administrativos y 25 oficiales.
DIARIO JUNIO pudo comprobar lo que habían manifestado los vecinos: luego de las movilizaciones del año pasado en reclamo de mayor seguridad se consiguió poco y nada. Cuando la tormenta amainó, los delitos retomaron su frecuencia habitual debido a que la comisaría siguió trabajando con la misma cantidad de personal y con la misma cantidad de móviles de siempre: dos cuando no uno. Atrás quedaron las promesas del Jefe de Policia de Entre Ríos, Héctor Massuh, de “reforzar el barrio con personal, con recorridas”, atrás quedó el proyecto de desdoblar la jurisdicción creando una nueva comisaría, atrás quedaron las palabras del titular de la Dirección de Operaciones, Comisario General José Luis Schmunk de que los trabajos de seguridad se prolongarían en el tiempo “lo cual estamos en condiciones de garantizarles que se hará”. (Archivo DIARIO JUNIO, 03/03/2006)
“A la policía montada y la motorizada las mueven de una jurisdicción a otra cuando hay un problema. Ahora, por ejemplo, si ven que anda la prensa o hay una manifestación de vecinos seguro que los mandan. Cuando se tranquiliza un poco los retiran,”explican las fuentes consultadas.
La policía es un brazo para combatir la inseguridad. El otro brazo depende de la voluntad política, porque la seguridad es para todos y las soluciones de fondo deben buscarse vía redistribución del ingreso y justicia, la creación de trabajo, la educación y la comida. La policía esta para contener el delito, combatirlo, pero no tiene las respuestas para curar el útero enfermizo donde se genera.
En la voluntad de todas las partes y en el fin de la indiferencia social ante las ignominias cotidianas seguramente está la respuesta.

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