Un convencional opositor dijo que, en términos políticos, no está de acuerdo con que no se deba cobrar por un trabajo bien desempeñado. “Para Busti es fácil, él no sólo sigue percibiendo la dieta de legislador, que es igual a la un convencional, sino que además controla la presidencia de la Cámara de Diputados, sin contar que hace veinte años que viene ocupando cargos ejecutivos y legislativos”, argumentó a El Día.
El ex-gobernador dijo también dijo que no habría “juicio de valor” sobre quienes, encontrándose en similar situación que la suya, adoptasen otra decisión. Aparentemente, hay tres legisladores, todos del PJ, que no renunciarán a ambas dietas: los diputados de extracción gremial José Allende y Juan Carlos Almada, a quien no fue posible ubicar ayer para la consulta periodística, y el senador Raúl Taleb, aunque se limitó a explicar que el año pasado, en oportunidad de haber sido electo, dijo que renunciaba a percibir dieta.
Un convencional es remunerado con una dieta similar a la de un diputado: $ 16.000 mensuales que, deducidos los descuentos de ley y los aportes partidarios, quedan reducidos a unos $ 10.000.
Antes de tomar una decisión, los convencionales deben analizar dos cuestiones: la legal y la política. Si no existe incompatibilidad de ley, el convencional podría interpretar que debe dejar de percibir su dieta por razones de “ética política personal”, tal como alegó Busti.
Otro convencional dijo no estar seguro de la decisión que iba a adoptar: “No he tenido tiempo de averiguarlo; estoy decidido a renunciar pero antes quiero chequear técnicamente cuál es mi situación, porque quiero evitar ganarme un problema mayor. A esta altura de mi vida no voy a infringir la ley”.
Más allá del desconocimiento legal, otros convencionales se preocupan por el destino del sueldo al que se renuncia. “Seguro inventan 16 puestos políticos de $ 1000 cada uno para que no hagan nada; lo que seguro va a pasar es que esa plata se va a gastar, no se va a ahorrar”, dijo otro convencional de la oposición.