“El presupuesto es un instrumento importante, pero el principal de todos es la realidad”, comenzó diciendo Valiero, cuando se le preguntó si contaba con las herramientas básicas para encarar el 2011. “El presupuesto se hace en función de estimaciones, con base de datos propia y de terceros, como la expectativa de crecimiento que estima la Nación; pero la realidad cotidiana muchas veces obliga a producir modificaciones, como en materia de política salarial”, señaló al acotar que “en promedio, para los docentes el incremento fue del orden del 23% y la verdad es que al piso acordado por Nación hay que cumplirlo pero, hoy por hoy, debemos afrontarlo con algo que materialmente no existe. Es decir, con la estimación de mayores recursos esperados en relación a lo que fuera efectivamente presupuestado”.
Ante una consulta puntual, el funcionario confirmó que “este nivel de erogaciones que se está instalando se encuentra por encima de lo estimado para gastar en ese rubro para los primeros meses del año”. En ese sentido, explicó que el presupuesto contempla cubrir la estructura salarial instalada más los ajustes generados por el cambio de antigüedad y que todo aumento debiera soportarse sólo y si los recursos efectivamente ingresados son superiores a los estimados en el presupuesto, que se elabora casi un semestre antes, en septiembre. “El hecho es que en enero y febrero se recaudó un 8% más de lo estimado en algunos rubros y un 10% en otros; de manera que para compensar esta diferencia negativa habrá que aguardar que se confirme la tendencia instalada según la cual en mayo se produce un aumento más importante en la recaudación; en definitiva, creemos que ese 23% de incremento ofrecido puede ser compensado durante el año, pero más no”. Fue entonces cuando tuvo una referencia poco técnica, en todo caso, pero suficientemente gráfica. “Algunos nos acusan de que somos totalmente pijoteros, pero en realidad hemos tratado de ser razonables, si no el 2008 nos hubiera arrastrado al vacío”, sentenció.
Al volver sobre el presupuesto 2011, acotó que “la Legislatura nos ha autorizado a explorar eventualmente en fuentes de financiamiento externo, a fin de no caer en la iliquidez; pero eso no significa que haya disponibilidad en el mercado y mucho menos que efectivamente lo que se ofrezca le convenga al Estado”. Sobre el fondo de la cuestión, mencionó que el problema presupuestario no es el del año, ya que el ejercicio corriente se cerrará “con un módico superávit o un modesto déficit”. Según el funcionario, el problema reside en que la Provincia debió afrontar los coletazos de la crisis financiera internacional, en cuyo transcurso se debieron pagar compromisos con una estructura de ingresos que decayó y se tornó insuficiente.
La crisis de las cuentas públicas a la que Valiero alude se corresponde con los años 2008 y 2009. “Hubo un desfase corriente que no pudimos cubrir a pesar de contar con autorización, porque las condiciones del mercado para tomar créditos no eran convenientes”, indicó, al aportar que “una alternativa es que esos compromisos incumplidos puedan ser afrontados en el futuro, en pequeñas cuotas”. La otra alternativa, que el Gobierno al menos hasta ahora evitaría analizar, es producir una suba en los impuestos, dada la recuperación de la economía privada que ha tenido lugar. “Es lo que cualquiera haría en su propia casa o negocio y que algunos legisladores no quisieron entender: si, en un determinado período, los gastos instalados son superiores a los ingresos, debe haber un aporte extraordinario de los accionistas o se debe tomar deuda, opinó”.
Más adelante, insistió en que “durante la crisis de 2008-2009, debimos afrontar costos que no se pudieron bajar en un contexto donde la recaudación estuvo por debajo del nivel de gastos consolidados”. Asegura Valiero que, si se hiciera una serie de proyecciones anuales en base a ingresos y gastos, “advertiríamos que lo mismo sucedió durante 2000-2001, aunque con mucha mayor gravedad: en aquel momento, al bache se lo cubrió con una emisión de Federales tan importante que afectó no sólo el funcionamiento del sector público sino, lo que es peor, a la economía privada y sus transacciones”.
“La incorporación de ministerios, ¿aumentó el gasto público en alguna proporción?”, preguntó EL DIARIO. “Para el total del presupuesto se trató de pequeños incrementos y, a cambio, generó una palpable agilización administrativa”, respondió, al agregar que “se hicieron sólo las asignaciones presupuestarias estrictamente necesarias”. En ese sentido, comentó que su impresión es que “en los últimos años, el gasto de personal se ha volcado sustancialmente a atender los servicios o a mejorarlos sobre todo en el interior y en mucha menor proporción a aumentar el llamado aparato administrativo”.
“¿Es decir que recién en mayo tendrá un panorama más claro respecto de lo que deparará el 2011?”, se inquirió. “Es lo que ocurre normalmente: el crecimiento que se produzca en los ingresos propios y en los coparticipables que se registre en mayo nos orientará mejor para saber cómo cerramos el año”, señaló, al insistir en que “la oferta salarial que hemos hecho y que sirve de referencia para los otros sectores de la Administración pública, refleja estrictamente lo que podemos pagar, con algún riesgo que de todos modos no es grave y entendemos que puede afrontarse”. Vale la pena consignar que, a ojo de buen cubero, la masa de recursos destinada a los salarios docentes es la mitad de la necesaria para afrontar el pago total de la planilla de sueldos. “Por los incrementos, debemos incorporar 65 millones de pesos por mes para el pago de haberes”, cuantificó.