Bajar a la playa desde calle Coldaroli es imposible para cualquier vehículo, excepto un 4 x 4 o un cuatriciclo debido a que el único camino es un fangal regado por agua servida donde hace mucho tiempo que no pasa una máquina. Tampoco hay nivelación de suelos o alguno otro trabajo que permita un estacionamiento en la zona superior de la playa para no descender hasta cerca del agua.
Además, entre el fin de la zona de playa, delimitado por un cartel y las torres de energía al sur, unos 500 metros de extensión, la playa no tiene montículos de roca y el acceso al agua está completamente despejado. Mucha gente suele acudir a ese tramo del balneario cuando hace calor pero se expone a no contar con guardavidas en caso de una emergencia dado que no tienen obligación de cuidar esa zona que además carece de boyado.
Llama la atención el abandono de una playa que podría ser una alternativa más que válida teniendo en cuenta que está a pocos kilómetros del centro, el agua es limpia y corre abundantemente además del bello paisaje que significa la costa urbana de Salto a pocos metros de distancia.
Parecería que la intención de Turismo, dejando de lado la Nébel, es potenciar únicamente las playas del Lago donde se registraron ataques de palometas el último fin de semana sin contar la contaminación de las algas que ya es una situación normal a esta altura.
