Una placa identifica como centro clandestino de detención a la sede de la Policía Federal

La placa, ubicada a un costado de la puerta de ingreso, dice: “Aquí funcionó el Centro Clandestino de Detención delegación Concepción del Uruguay de la Policía Federal Argentina. Memoria, Verdad y Justicia”, entre otros datos y frases.
Además de autoridades de la secretaría de Derechos Humanos de la Nación, del Archivo Nacional de la Memoria, funcionarios de la provincia de Entre Ríos y organismos de Derechos Humanos de La Histórica y ciudades vecinas, militantes y un importante número de estudiantes de colegios secundarios; estuvieron presentes en la ceremonia varias de las personas que padecieron la detención y tortura en ese lugar.
El descubrimiento de la placa estuvo cargado de un fuerte simbolismo, ya que la elección recayó en una joven estudiante, presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal Mariano Moreno y el comisario Mayor de la Policía Federal Argentina, dependencia Uruguay. Hace 35 años, estos mismos actores de la sociedad se encontraban en ese lugar, uno como torturador y otro como víctima, por lo cual no representa un dato menor que ambos revelaran junto el contenido de la placa.
El reconocimiento a Néstor Kirchner y Cristina Fernández, por convertir la política de Derechos Humanos en una política de Estado fue el denominador común de los discursos. Al dirigirse al auditorio, el director de Información Pública, Pedro Báez, quien resaltó la decisión de señalar estos lugares como centros clandestinos, “manteniendo viva la memoria en el pueblo”. Solicitó a los vecinos y vecinas que tengan algún tipo de información de lo sucedido durante los años de dictadura, que acerquen esos datos. “Madres, hermanos, hijos, amigos esperan poder cerrar esa herida abierta y hacer el duelo”, indicó.
Haciéndose eco de la canción de León Gieco que se escuchó en la oportunidad el funcionario acotó que “todo está guardado en la memoria de hombres y mujeres de Concepción del Uruguay y de otros lugares, que indefectiblemente saben, qué es lo que pasó, lo que hicieron, dónde se los llevaron, quiénes participaron”. Recalcó la necesidad de contar con esas “verdades y datos” que permitirían avanzar en investigaciones para echar luz sobre el pasado. “Esto permitiría a la justicia hacer su trabajo”, indicó.
Un miembro del Archivo Nacional de la Memoria, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Gonzalo Vázquez, comentó que ya son 25 los centros clandestinos de detención que se vienen señalizando en el país. “Esta placa tiene un objetivo político y pedagógico”, mencionó. Resaltó que es importante que en cada uno de los lugares en donde funcionaron estos centros, “sus vecinos y los funcionarios que trabajan en la dependencia policial o militar, tengan conocimiento de los hechos que ocurrieron durante el terrorismo de Estado”.
Por su parte, Minatta -uno de los uruguayenes que padeció secuestro y tortura en ese centro clandestino- recordó el triste paso por ese lugar junto a sus compañeros de militancia. En ese marco, brindó detalles de las actividades que se desarrollaban en el lugar, hablando de la “tortura psicológica” que se les impartía, dándoles a conocer que sabían todo sobre sus familiares y seres queridos. También hizo referencia al garaje dónde se les aplicaba “tortura física”, mediante “golpes, picana eléctrica, submarino seco y mojado”. Comentó además que, en pleno invierno, los sacaban al patio y los hacían desnudar para permanecer por horas parados a la intemperie parados, adosando en algunas oportunidades simulacros de fusilamientos.
Minatta era apenas un adolescente cuando fue víctima de estos delitos. Fue presidente de la Unión de Estudiantes Secundarios y estudiante de la Escuela Normal. Indicó que en los años posteriores a su detención ilegal, le era “muy difícil pasar por delante del edificio policial”. Mencionó a su vez, las amenazas que recibieron al momento de quedar en libertad y concluyó su discurso visiblemente emocionado y satisfecho por la reivindicación de la militancia y la justicia que implicaba el acto.
Acto seguido, Carlos Martínez Paiva, otra de las personas que fuera secuestrada y torturada en el lugar, recordó su cautiverio y el inicio de un trayecto por distintos centros clandestinos de detención de la provincia y de Santa Fe. Remarcó que José Darío Mazzaferri, actualmente prófugo de la Justicia, era el amo total de la Federal uruguayense en esa época. Destacó luego la figura de la actual Presidenta y su esposo, como quienes impulsaron el inicio de decenas de causas judiciales contra los represores y dieron cabal importancia a los organismos de Derechos Humanos.
Un actual miembro de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) de Paraná, fue otro de los oradores de la jornada. “Un graffitti escrito por miembros de la UES en los años de la dictadura decía ‘volveremos’”, comenzó diciendo el joven y agregó que se asumía así de alguna forma “una especie de derrota ante ese monstruo que significaba la dictadura. Era como diciendo, algún día volveré. Volvimos, nunca dejamos de existir. Solamente nos tomamos una pausa”, enfatizó.
Solicitó luego a los presentes, transformar la bronca en alegría. “Nada bueno se puede hacer sin alegría”, argumento el estudiante parafraseando a Arturo Jauretche a la vez que afirmó la necesidad de avanzar hacia las responsables civiles “cómplices de la dictadura”. Advirtió a su vez, que a los jóvenes desaparecidos durante la dictadura “no se los llevaron por luchar por los boletos estudiantiles. Ese fue el discurso que nos quisieron hacer creer. Se los llevaron por luchar por una patria libre, justa y soberana”, concluyó.

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