El accidente protagonizado por un Renault Megane, que sólo generó daños materiales, sucedió en la avenida Monseñor Rösch a la altura de los reductores que se colocaron a raíz del accidente que le costó la vida a Iara Ragone, una menor de 14 años, en octubre de 2012. Silva indicó que se deberían colocar semáforos para darles tranquilidad a los vecinos. De hecho, los reductores, por el desgaste, se salieron de lugar en dos de las cuatro manos y los autos pasan a toda velocidad por encima de los lugares rotos.
Además, Silva manifestó que, cuando se construía el Acceso Norte, mantuvo un diálogo con ingenieros de la municipalidad a quienes les dijo que el cordón que se colocó en medio de Monseñor Rösch iba a formar una pileta. “Ellos me dijeron que no, que no me haga problema, que la boca de tormenta era los suficientemente grande como para que el agua salga”, recordó.
Pero hace pocos días, cuando se produjo una lluvia de consideración en la zona: “pasó lo que yo dije que iba a pasar”. En la avenida se formó un piletón de agua. “Por suerte no pasó nada, pero si llega a pasar de madrugada o de noche y si en un momento se corta la luz, cuando hay tormentas grandes de lluvia, llega un auto en un momento y se va al diablo si eso tiene 20, 30 centímetros de agua. Un auto que estaba estacionado enfrente tenía más de la mitad de la rueda tapada de agua”, señaló.
El problema se suscita en Rösch, entre Chacho Peñaloza y Facundo Quiroga. El vecino explicó que en la alcantarilla ubicada en esa cuadra desemboca agua de lluvia de todo el barrio. Por ello, les había pedido que dejen abierto el cordón que divide ambas manos, para que el agua se escurra hacia la mano que conduce al norte. Pero no fue escuchado.
Asimismo, indicó que hay un inconveniente el agua que se acumula “se mete debajo del asfalto” y esa situación va a terminar generando el deterioro del pavimento.