El material del que están hechas las cobijas es un plástico de alta densidad, que se utiliza en la protección contra proyectiles. A Steve Walker se le ocurrió la idea después de que un fuerte tornado el año pasado en la ciudad de Moore matara a 24 personas, entre ellas 7 alumnos en una escuela primaria donde no había refugios.
La manta fue puesta en uso en el último tiroteo registrado en un colegio estadounidense y protegió la vida de numerosos menores.