Ferraroti sólo recordó que ambos bebés estuvieron en terapia intermedia, donde trabajaba como médico de guardia. “Reconoce que se acordó hace algunos años ese hecho que no lo recordaba”, indicó la integrante de Hijos Paraná. Ferraroti alegó que se acordó en una conversación que mantuvo con una enfermera hace algunos años.
Al mismo tiempo, Sobko opinó que el médico no puede olvidar a dos bebés en un nosocomio que formaba parte de la “maquinaria del terror” como era el Ejército en la época de la dictadura. “No podés pensar que esos bebés están de casualidad e un lugar donde el 99,99 % los pacientes son mayores-adultos”, señaló.
Días pasados, ante el tribunal, Juan Antonio Zaccaría, otro ex médico del Hospital Militar declaró, pero como imputado, que tuvo contacto con los niños y con la madre pero negó tener alguna participación con la apropiación indebida. Los bebés “aparecen de la nada y se lo llevan a la nada”. No obstante ser testigo, Ferraroti utilizó “la misma estrategia”, dijo Sobko. “No sabía porque estaban ahí, nunca preguntó adonde fueron a parar, quienes eran los padres, quienes los habían atendido. Todo eso es parte de la ocultación, ¿Por qué la ocultación? Da a pensar de una participación”, infirió.
Además, Sobko aseguró que en este juicio se repite la estrategia que se observa en otros tribunales donde se juzgan a los represores: culpar a personas fallecidas. Zaccaría anteriormente y Ferraroti hoy nombraron a los ginecólogos Jorge Cantaberta y Miguel Bottero Brollo. Los dos están muertos. “Para eso sirven los juicios, para ir aclarando el panorama e ir identificando como fueron las cosas”, señaló.
Además, esta mañana declararon Sabrina Gullino y Sebastián Álvarez, hijos de la militante desaparecida Raquel Negro. Gullino es la nieta recuperada Nº 96 y aún busca a su hermano mellizo. “Estuvieron muy bien, muy enteros, muy dignos”, señaló Sobko.