Una empleada se orinó encima en Citrícola Ayuí porque tenía vedado el acceso al baño

“Ella necesitaba ir al baño y estaban buscando al encargado. En ese momento no se encontraba en el área de trabajo». Por lo tanto, “la mandaron de vuelta porque si no va con el vale no puede ingresar al baño. Aparte, a los compañeros de las empresas de servicios amenazan con que van a echarlos y que van a tomar a otra empresa”, precisó Paiz. En esa situación, el trabajador “aguanta, aguanta hasta que no puede aguantar más”.
En la empresa hay dos capataces con tres tarjetas cada uno para repartirlas entre 240 trabajadores. “Se hace imposible que los últimos puedan llegar antes de que se hagan encima”, dijo el secretario gremial. El sistema de los vales había sido implantado tres o cuatro días atrás. Los delegados habían informado al Sindicato, y el lunes 31 de marzo, un día antes del hecho, habían solicitado una audiencia en carácter de urgente.
Paiz calificó al sistema como “discriminatorio, persecutivo y que no concuerda con la modalidad que quiere implementar la empresa”. Las palabras “recursos humanos”, “tecnología de punta” y “empresas modelo” que resuenan en los vocabularios de los encargados chocan de lleno con otra realidad. “Estamos casi en el borde de tenerlos con un látigo”, dijo Paiz.
El mismo día del incidente, el Sindicato tuvo una reunión en el comedor de la empresa con personal de la DPT (Dirección Provincial del Trabajo). El lunes pasado, en tanto, tuvieron una audiencia en la DPT. El representante de Ayuí sostuvo que la modalidad apunta a tener un control “más extensivo” a los trabajadores.
En el gremio sostienen que Ayuí debe adoptar el sistema que utilizan las restantes empresas: el trabajador avisa al supervisor que se traslada al baño. “Tenemos en Ayuí capataces del sector, los encargados y los supervisores generales. Aparte tenemos una chica de seguridad que está en la entrada que controla el nombre y el apellido de cada persona que entra en el baño y los minutos que está ahí dentro”, expresó el secretario gremial.
Si el trabajador se excede un minuto del lapso que le otorga la empresa, la encargada de seguridad entra y le avisa que se está excediendo del tiempo disponible. “La empresa les da 10 minutos, y el trabajador utiliza siete u ocho”, señala. Los turnos son de ocho horas y no hay restricciones sobre la cantidad de veces que los empleados pueden concurrir al sanitario. “Hay trabajadores que en el transcurso de una jornada van una vez, y hay otros que tienen que ir cinco o seis veces”, expresó Paiz.
El gremialista expresó que el supervisor de la citrícola mencionada argumentó que “de acuerdo a la necesidad y a la urgencia” del trabajador lo podía autorizar a ir al baño sin la tarjeta. Paiz se pregunto «¿como sabe cuanta es la necesidad y la urgencia de cada trabajador?; los pueden revisar; le va a hacer un control estricto a cada uno para comparar cual es la necesidad extrema de cada trabajador”.
El martes 15 de marzo, a las 11 de la mañana, se reunirán nuevamente en la DPT porque los directivos de la empresa deben responder a una serie de preguntas que se le hicieron desde la repartición. “Nosotros lo rechazamos de pleno porque creemos que no es la forma ni la metodología de tratar a los trabajadores. Es una política discriminatoria”, dijo Paiz, y agregó que ninguna otra empresa utiliza vales para autorizar el acceso al baño.

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