«Estamos viviendo una época en que, felizmente, comienza a generalizarse la conciencia animal. La mayoría de las personas ve, al mirar un animal, a un ser vivo con sensaciones, sentimientos y capacidad de expresión. Las leyes que dormían aparecen a la luz y hay funcionarios públicos que hacen lo posible por hacerlas cumplir, con verdadera convicción. Pero no todo es así ni ocurre así todas las veces.
Hemos vivido hace pocos días, con asombro y dolor, la decisión de un Fiscal, mas precisamente el doctor Germán Drí, quien, luego de haber logrado retirar de su dueño un equino hembra en avanzado estado de preñez y visiblemente maltratado (enflaquecimiento extremo, infección en la zona de la cruz, laceraciones en el cuello, deformación notoria en sus patas, herrado deficiente o faltante, entre otras cosas) decide volverlo a su dueño y, por ende, a la posibilidad del trabajo (en esas condiciones) y al maltrato.
Las malas condiciones sanitarias del animal informadas por el veterinario policial fueron corroboradas por dos colegas del mismo, quienes además, por separado, aconsejaban que no fuera trasladado por lo menos hasta la parición, y esto lo sabe el señor Fiscal ya que los correspondientes certificados (emitidos en dos oportunidades por cada profesional) constan en el respectivo expediente junto a nuestro pedido de no trasladar al equino.
Conocemos la situación socio-económico-cultural de los carreros y sus familias. Por eso hemos presentado el Programa Basta de TaS, ante el Poder Ejecutivo y Legislativo Municipal (con escasa respuesta para ser sinceros) para que la calidad de vida de todos ellos comience a mejorar.
Sabemos también que, un dueño maltratador que recupera tan fácilmente su caballo, muy posiblemente lo pondrá a trabajar inmediatamente lo cual agrava su situación de indefensión y decadencia física. Con esto la decadencia socio-económico-cultural de esas familias y, por lo tanto, de la sociedad, se agrava. Los pasos que habíamos logrado avanzar ahora retroceden.
¿Cuál es el criterio que maneja un funcionario con poder para mejorar todos los aspectos de la situación para “solucionar” el caso de esta manera? ¿Ve beneficios para alguien? ¿No es capaz de darse cuenta que no mejora con esto la vida de esa familia? ¿Qué es un mal ejemplo para otros en igual situación? ¿Qué un animal cualquiera y, menos, aún con la nobleza del caballo NO merecen que se lo mande a sufrir hasta la muerte por aligerar un trámite y liberarse de un problema? ¿Tendrá conciencia este señor de que cada vez que él mismo, y su familia, coman, descansen o duerman este animal no podrá hacerlo tan livianamente y que el deterioro de la familia avanzará gracias a su decisión?.
Además, es de dominio público en la ciudad, como ya ha ocurrido en otras, que esta circunstancia comienza a revertirse y que entre todos: el vecino sensible que ve y denuncia, el policía, veterinario y fiscal que, responsablemente, actúan, la Agrupación que se hace cargo de la recuperación del animal y toda una sociedad que se muestra dispuesta a colaborar con estas familias porque ya no quiere más de esto mismo, entre todos, vamos a lograr, en un futuro cercano, que la situación de maltrato animal y familia desvalorizada desaparezcan para siempre de Concordia.
Si un fiscal por comodidad, miedo, desconocimiento, o no se sabe porqué firma una decisión así, todo el trabajo de concientización y apoyo de vida realizado hasta hoy se pierde y es necesario empezar de nuevo. Pero a esa familia y ese caballo difícilmente se los consiga volver a ayudar.
Por el tránsito, por los niños, por la calidad de vida y por el sufrimiento animal, ¡Basta de TaS! Sr. fiscal Drí ¡Basta de TaS!»