El concejal Diego Lascurain, presidente del bloque del oficialismo, explicó que: “lo que autorizamos fue el llamado a licitación pública para autorizar el llamado a concesión de los dos galpones del puerto y las áreas circundantes. El objeto es que en uno de los galpones haya un emprendimiento gastronómico y en el otro galpón una guardería para no menos de 100 lanchas”.
El emprendimiento gastronómico estipula brindar un servicio a quienes concurran a la costanera. “Que se integre ese sector un poco más a la Costanera”, dijo. En tanto que el otro galpón va a tener otra impronta. Además de lanchas contendrá amarres en la zona de la dársena para embarcaciones de mayor porte y brindará los servicios de bajada a las lanchas de propietarios que no las tengan guardada allí.
Lascurain indicó que de esa manera se refuncionalizaría el muelle como puerto deportivo. “En este momento no se está utilizando y le va a dar incluso movimiento de embarcaciones, lanchas y demás”, manifestó. “El movimiento de embarcaciones, lanchas y demás le va a dar una dinámica a la parte recreativa de la Costanera con una actividad nueva”, argumentó el edil.
El pliego autoriza a un concesionario a llevar adelante ambas actividades. Lo que además se permite es que, con posterioridad, un tercero pueda tener la explotación de uno u otro servicio con permiso de la municipalidad. Pero la inversión debe ser realizada por un solo concesionario.
La inversión que se estima de entre $ 18 y 20 millones se debe a qye los galpones no tienen nada en su interior. “Los galpones están en buen estado de conservación. Lo que pasa es que están absolutamente vacíos así que quien vaya va a tener que incorporarle todas las mejoras que necesite para el emprendimiento comercial tanto la guardería de lanchas como ara el emprendimiento gastronómico. Los galpones están limpios pero no tienen nada más”, acotó el edil.
El galpón sur, destinado a ser el que albergue el emprendimiento gastronómico, podría tener una conexión a futuro con la costanera en caso de construirse un puente por encima de la calle que divide el paseo costero del terraplén que soporta las estructuras portuarias. “Desde la calle de la costanera se puede acceder fácilmente al galpón”, dijo. Pero no es obligación del concesionario construirlo sino que podría ser tarea de algún ente público.
Durante los últimos años se realizaron eventos culturales. “Pero hoy Concordia cuenta con el Centro de Convenciones, el Centro Víctor Oppel donde hay actividades culturales de manera tal que no es necesario como centro cultural”, indicó. En todo caso, dejó en manos del futuro concesionario realizar ese tipo de eventos.
Votos en contra
El edil Alberto Zadoyko votó en contra pero no dio a conocer las razones en la sesión. Pero las diferencias también se extendieron al interior del oficialismo. El concejal Miguel Guitar votó en contra de la cesión de ambos galpones. En su alocución indicó que la costanera que se puso en valor durante la actual gestión es de todos. “Se la revalorizó con los tributos que pagamos todos los vecinos”, indicó. Pero recalcó que la concesión la cerrará a la altura de los galpones para que “100 familias bajen sus lanchas”. Desde su punto de vista, el Club Pesca tiene una bajada de lanchas a pocos metros del puerto. Al sur del puerto se puede emprender una bajada de lanchas similar.
El otro punto que cuestionó es la duración de la misma. “De 10 a 20 años me parece muy extenso para dejar como herencia a las próximas gestiones”, dijo. “Estamos hablando de cinco gestiones y me parece medio mucho”, añadió.
Y añadió que será difícil hacer cumplir la reglamentación a quien se quede con el complejo. “Ojalá me equivoque pero no vaya a ser que terminemos teniendo otro caso como el de Termas de Concordia donde nos cuesta bastante ejercer el control y sancionar y poner en derecho algunas situaciones anómalas que encontramos en las termas”, indicó.
Un poco de historia
El puerto fue concesionado en los 90. Puerto Concordia, administrada por Mario Pallas, administró el puerto de manera interrumpida desde la gestión de Jorge Busti (91-95) durante esa década. El único período en el que no pudo utilizar la infraestructura portuaria fue durante la administración de Hernán Orduna (99-03) cuando fue promovido y ganado un juicio de desalojo y se constataron varias irregularidades.
Justamente Lascurain era fiscal de estado adjunto (secundaba a Ángel Giano) cuando se promovió el juicio. El abogado consideró en una nota periodística de aquellos años que Puerto Concordia “incumplía totalmente las obligaciones que tenía con la municipalidad, no estaba inscripta en Prefectura Naval como astillero. En síntesis, en los 6 años que estuvo en el puerto, no benefició para nada a Concordia porque no dio trabajo ni promovió el comercio, ni la industria. Tenía una facturación eléctrica que rondaba, en promedio, los $ 30 mensuales. Gastaba menos que una conexión domiciliaria. Incluso la conexión era monofásica cuando las industrias manejan trifásicas. No tributaba impuestos municipales, no estaba inscripta. No tenía agua potable. Era una empresa fantasma, estamos hablando de un galpón lleno de chatarra”.
Pero Cresto, a poco de retomar la intendencia por segunda vez en 2003, volvió a dejar los galpones portuarios en manos de la misma empresa. En 2004, Puerto Concordia S.A. resultó, mediante adjudicación directa, nuevamente concesionaria de la explotación del área del Puerto. La empresa asumió el compromiso de fabricar embarcaciones, contratar personal (80 % mano de obra local), contratar seguros y abonar un canon mensual a favor del municipio. Finalmente en 2008 la empresa se retiró definitivamente al año de tomar la administración el intendente actual Gustavo Bordet.
Al recordar aquella concesión, el edil dijo que ahora está prohibido cambiar la fisonomía arquitectónica del lugar. No como hizo Pallas quien unió ambos galpones con un tinglado. “Eso alteró totalmente la fisonomía del lugar e impidió que se vea el río desde la calle de la costanera. Hoy eso no va a ocurrir porque está prohibido. Incluso está regulada la altura máxima de los cercos que tiene que tener para que se permita ver el río”, indicó.
“Otra cosa que hicimos salvaguardar es que sea de libre acceso al público toda la zona”, indicó el edil. La única restricción posible se debe a la actividad de subir las lanchas por el riesgo implícito que significa para un tercero. Pero no hay motivo alguno para excluir a la gente de poder ingresar a la zona a pasear.