Un recuento simple en relación a la elección de 2003 nos dice esto : el pasado 18 de marzo, la UCR perdió 5.000 votos ; Todos por Concordia 7.000 y Nuevo Espacio o Concertación, 6.000. Se trata de 18.000 votos que formaron parte de los casi 20.000 que Cresto obtuvo esta vez. Casi como un calco, el peronismo mantuvo su caudal electoral. El dato es muy impresionante y habla del nivel de adhesión a Busti y/o al peronismo oficial en esta ciudad.
Pero en realidad, surgieron varias cosas inesperadas de la elección del domingo, entre ellas esa extraña sensación de ir para atrás en cuanto a calidad democrática. Entre Ríos apuntaba a ser una provincia de alternancia en la que cada vez parecía afirmarse más la idea de una tercera y cuarta fuerza capaz de representar al amplio espectro social e ideológico. Ahora, lejos de eso, lo que se asienta es la tendencia al poder hegemónico, a un poder más concentrado, alentando la falsa idea que la sociedad entrerriana se ha hecho mayoritariamente peronista o bustista o como se quiera.
En Concordia por ejemplo, la oposición desaparecerá de las instituciones de la democracia. Desde el próximo 10 de diciembre estaremos en presencia de un Concejo Deliberante monocolor, habrá 12 concejales justicialistas unos de Busti y otros de Cresto pero todos peronistas. No estará presente ni la centro izquierda, ni el radicalismo ni la derecha orgánica, será uno más de los tantos datos que no hablan bien de nosotros como sociedad.
En la provincia no pasará algo muy distinto pues, entre los 15 diputados oficialistas más los 5 o 6 solanocrestistas de ocasión, el peronismo alcanzará un total de 20 miembros de una cámara de 28. Peor aún será el senado donde, salvo el senador radical de Federal, el resto será del mismo tronco.
“Ahora no van a tener excusas”, dicen unos, intentando quizá con banalidad obviar el debate sobre la pobre decisión ciudadana y apuntando al hecho de que no tendrán justificativos ¡¡como si los hubieran necesitado alguna vez !! en cuanto a que no tendrán oposición y podrán gobernar cómodamente.
Otros, acentúan su tendencia antiperonista, básicamente gorila culpándolos de todos los males, a ellos (los ganadores) y a quienes los votan. Sacan a relucir todo su rencor de clase contra los más desprotegidos “los que los votan por una bolsita, los que no tienen cabeza, los que no piensan, los negros y otro sinnúmero de epítetos”. Son los mismos que explican el triunfo del domingo con brutal simpleza : ganaron por la cantidad de dádivas y canonjías que repartieron.
Quien duda que existe un sector de la sociedad presto al trueque, otro sector anestesiado otro trivial y desinteresado, etc. y que existe también el que se solaza con los chorros y que hace gala del dicho popular “roban pero hacen” y eso los justifica para emitir su voto, es decir, aquellos a los que no les importa nada de nada.
Pero nada de esto y mucho más explica por si solo el aplastante triunfo de este domingo. Sería francamente iluso, ofensivo y hasta imbécil echarle la culpa a los ganadores de todos nuestros males.
LA OPOSICIÓN
Alguna vez los periodistas que venimos calificando con dureza a Busti, Urribarri, Rossi, Allende y al oficialismo en general, debemos hablar del cachivachismo opositor de esta provincia. Servir de control al poder, si, pero salirnos de la encrucijada de tener que contar las poquitas cosas interesantes que hacen (los opositores) cuando están distraídos, con el objeto de ayudarlos y alentarlos a que sigan para hacerles sentir que cuentan con algún apoyo social.
Francamente, creo que como un aporte a la construcción de algo verdadero en la provincia, algo que le sirva a la democracia y a la sociedad debemos preguntarnos cosas ¿Cómo explica Emilio Martínez Garbino, el ¿ progresismo ? provincial que en la anterior elección para gobernador la fuerza que capitanea alcanzó (con menos electores) 120.000 votos de apoyo y que a los 2 años de esa excelente elección haya perdido más de 40.000 votos y que en esta haya alcanzado apenas los 50.000 votos. Es decir, como explica haber perdido 70.000 votos entre una y otra elección.
Pero esto que es mucho no es todo, ni lo peor. Todo y lo peor, se completa con la “estrategia” política de Martínez Garbino. Esa estrategia fue la responsable de haber perdido la elección en el único departamento : Gualeguaychú, supuestamente no contaminado por el unicato oficialista.
Sería incorrecto y hay que decirlo, repetir que el perdedor fue Luís Leissa, en rigor, el mejor candidato de la Concertación Entrerriana y de muchos otros grupos progresistas de la provincia.
Pese a que desde la asunción de Néstor Kirchner, Martínez Garbino nunca supo bien donde estaba parado, ni hacia donde debía apuntar (el ARI de Carrió, el proyecto CTA, la centro izquierda, etc), siguió ¿ conduciendo ? llevando a esa fuerza (en un principio prometedora), a un callejón sin salida y a la derrota total. En Concordia habían obtenido casi 10.000 votos, esta vez disputaron el 5to lugar con el Partido Humanista.
Martínez Garbino lo hizo, no les quedó ninguno de los 2 distritos con los que inauguró esa fuerza y necesitó de esta elección para perder el último de los bastiones. Tiene buena imagen si, pero solo porque no roba y porque alguna vez intento ser opositor. Pero si sigue usufructuando ese pasado (que también pertenece a otros) para perpetuarse en algún lugarcito del poder, es uno mas de los que te utilizan el poder para servirse.
Los radicales por su parte, siguen sin computar que la sociedad los viene poniendo en penitencia electoral. La mochila incluso la deben cargar buenas administraciones como las de Carlos Cecco en Federación a quien a pesar de todo, la ciudadanía de esa ciudad no le permitió volver a gestionar el municipio al que le cambió la cara.
Los radicales no solo no están bien vistos como administradores, tampoco son garantía opositora, ni como armadores de una alternativa que permita, generosidad mediante, apostar a un gobierno de coalición que logre hacerle saber a la sociedad que, en Entre Ríos hay mejor gente que esta y más preparada para gobernar la provincia. Para decirlo en números, de una elección a otra, los radicales perdieron más de 100 mil votos ¿ como pueden haber personas que digan estar sorprendidos por la buena elección de la UCR ? no ayudan a ese partido y a su dirigencia y militancia a ser rigurosos en el análisis.
Ni hablar de la izquierda orgánica y de la centro izquierda cuyo nivel de oportunismo político es digno de lo peor que ha dado ese sector político-ideológico en este país desde el advenimiento de la democracia hasta aquí.
El único partido de ese espectro, necesario es decirlo, que mantuvo una línea respetable en los últimos años, es el Partido Humanista que, por lo menos, reivindica y bien, su carácter testimonial, el resto, se mofa de lo supuestamente testimonial solo para entregarse al mejor postor o para integrar frentes caídos en desgracia. Es decir, son pésimos juntando votos y peor aún como referencias morales o ideológicas.
Así las cosas, cómo nos vamos a sorprender que Busti y Cia sigan ganando como en los mejores tiempos (pero con una mochila de acciones y omisiones que sepultarían a cualquiera en cualquier lugar más o menos serio), si quienes se le oponen han demostrado ser peores o incapaces o enfrentados a muerte con la generosidad o autistas.
Sería francamente una injusticia, con este panorama, pedirle a la sociedad que haga algo distinto a lo que hizo el domingo.
LOS VOTOS COMO ARGUMENTO PARA LA IMPUNIDAD Y EL ATROPELLO
Apenas terminó de contar la carrada de votos con que la sociedad de Santa Elena lo apoyo, el condenado Intendente por enriquecimiento ilícito Domingo Rossi anunció que instalaría una carpa en Paraná para que la justicia “escuche” el clamor del pueblo.
El mismo día del triunfo el flamante gobernador electo anuncio que hablaran con todo el mundo, menos con el grupito “que se paso de la raya”, al otro día Busti especifico dijo que iban a hacer una presentación judicial contra Enrique Cresto. El mensaje ¿ cual es ? “sal” a los que se animaron ?, ¡tronara el escarmiento!
Urribarri debe saber y sino hay que decírselo (aunque amenace con querellas) que hay un sector muy amplio de la sociedad entrerriana que no tiene de el la mejor imagen, que deberá remontar con esa carga y que tiene por delante 4 años en los que deberá demostrar muchas cosas.
Tendrá que lidiar con el gobierno, con los números que no son los mejores (una deuda publica de casi 3 mil millones de pesos) ; con el gremio docente que exigirá como lo ha venido haciendo hasta ahora ; con el conflicto de las pasteras y los cortes de ruta ; con la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres que existe en la provincia y en esta ciudad ; con la pobreza y la desocupación y con muchas otras cosas de las que el lector esta suficientemente enterado. Pero mas que todo eso, Urribarri deberá enfrentarse a algo tan o mas importante que todo esto, algo esencialmente político y subjetivo y que es, el síndrome de la traición que sobrevuela las relaciones de su promotor. Urribarri debe estar lleno de calienta orejas que le dicen “debes actuar rápido contra Busti antes que Busti actúe contra vos”, algo que, a su vez, Busti lo debe saber y, obviamente, calculándolo y aprontándose.