El juez federal Claudio Bonadio continuó ayer con su insólita patoteada judicial tratando de obligar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner a presentarse en su juzgado para concretar dos trámites administrativos sencillos que, de acuerdo a la ley, debieron ser cumplidos en donde vive, Río Gallegos. La ex mandataria filmó un video, al estilo Michael Moore, yendo al juzgado federal de esa ciudad y luego a la delegación de la Policía Federal para demostrar que allí, sencillamente, podían y debían haberle tomado las huellas digitales y realizado el estudio socio-ambiental pedido por Bonadio. El magistrado tomó nota que ayer CFK no se presentó en Comodoro Py y libró una intimación para que lo haga el martes, caso contrario ordenaría que la vaya a buscar la fuerza pública. Hasta anoche, el abogado de Cristina Kirchner, Carlos Beraldi, no había recibido la citación y la ex presidenta todavía no decidió si acatará la caprichosa intimación del magistrado.
La toma de las huellas digitales es un trámite rutinario que no tiene ninguna diferencia si se hace en Río Gallegos o en Buenos Aires. No es que el juez o el secretario van a hacer preguntas y entonces no es lo mismo que se hagan en el juzgado de Comodoro Py o en el sur. El otro trámite es el estudio socioambiental, orientado a saber en qué condiciones vive un imputado. Hace años, se enviaba un asistente social a la vivienda de la persona acusada y el funcionario o funcionaria hacían un informe sobre las características de la casa, los vecinos, el trabajo y otros detalles. Hoy en día no se hace nada de eso: en una oficina se le pregunta al imputado el nombre de su padre, su madre, su dirección, con quién vive, cómo obtiene sus ingresos y muy pocas cosas más. Como su nombre lo indica, el estudio del ambiente donde vive una persona tiene mucho más sentido hacerlo donde reside y no a 2.500 kilómetros, en Buenos Aires. A esto se agrega que la ley le da el derecho a CFK a que los trámites se hagan en Río Gallegos, vía un exhorto de Bonadio. Desde un punto de vista lógico, a ningún ciudadano se le puede exigir que gaste tiempo y dinero para trasladarse a Buenos Aires a realizar esas dos elementales medidas administrativas.
En el video de 15 minutos, CFK es filmada saliendo de su casa en un auto y ella misma, muy distentida, fue explicando paso a paso cómo se hubieran podido hacer los dos trámites en Río Gallegos, sin ningún problema. Primero, la ex mandataria fue al juzgado federal de esa ciudad y fue registrando su ingreso a la casona, saludando empleados y encontrándose con el secretario penal. Su presencia produjo impacto y cierto temor en el funcionario que pedía que no lo comprometan. CFK aceptó apagar la cámara. Allí, a las 11, entregó un escrito dejando constancia de que se había presentado en el horario fijado por Bonadio. Unos minutos más tarde, también se filmó entrando a la delegación de la Policía Federal, donde también los agentes y oficiales se mostraban temorosos ante la situación. Los policías le mostraron dónde se tomaban las huellas digitales y luego CFK aceptó también apagar la cámara.
Después de esa primera parte, con el relato de la propia CFK, distendida y divertida, la secuencia se trasladó a su casa. Allí la ex mandataria, sentada en el living de su casa, se puso seria. Concluyó que Bonadio la estaba sometiendo a “una formidable persecución política. Es hasta ridícula la situación”. Finalmente redondeó: “Que nadie se haga los rulos pensando que me van a intimidar, que me voy a avergonzar, o me van a humillar poniendo huellas digitales. En enero de 1976 me tomaron huellas digitales, presa, incomunicada, sola, en una celda, en un contexto más complicado. Las Fuerzas Armadas no habían tomado el Gobierno pero si el poder”.
A 2.500 kilómetros de Santa Cruz, Bonadio había resuelto el jueves que si CFK no se presentaba le enviaría un apercibimiento, con una nueva fecha y una nueva citación, amenazando que en caso de no presentarse la haría concurrir mediante la fuerza pública. El abogado Carlos Beraldi presentó temprano una queja ante la Cámara Federal pidiendo que se anule la citación y que las dos medidas administrativas se tomen en Río Gallegos. La Cámara todavía no se expidió, pero a la tarde Bonadío sacó una nueva resolución citando a CFK para el 29 de noviembre, es decir, el martes. El juez sabe que Cristina tenía previsto llegar a Buenos Aires el 30 y que proponía presentarse el 1 o el 2 de diciembre. O sea que la ex presidenta no proponía dilatar mucho el trámite sino apenas dos o tres días hábiles. Aún así, el juez no quiso dar el brazo a torcer y libró la orden para el 29.
Habrá que ver qué resuelve ahora la ex presidenta. Desde Río Gallegos sostuvo que si Bonadio la manda a buscar con un patrullero lo acusará por privación ilegal de la libertad.
El dato curioso es que hace dos semanas, Beraldi, en nombre de Cristina Kirchner, le pidió al juez que cuanto antes eleve la causa de dólar futuro a juicio oral. El primer paso para hacerlo es darle vista al fiscal Eduardo Taiano, algo que Bonadio dijo públicamente que iba a hacer de inmediato. Sin embargo, en los 14 días transcurridos no lo hizo. Es decir que para que CFK viaje desde Santa Cruz a Buenos Aires exhibió un apuro asombroso, mientras que para darle vista al fiscal, que está en el mismo edificio de Comodoro Py, a un piso de distancia, lleva dos semanas de demora.