El profesional aseguró que esta modalidad se aplica con éxito en España y aunque admitió que en algunas zonas de nuestra región y debido a la calidad de las tierras, no sería posible alcanzar el máximo de crecimiento, sí se lograrían rindes absolutamente superiores a los actuales con costos menores.
El titular del INTA Chajarí precisó que el programa se basa en una producción intensiva, que ocupa mayor cantidad de plantas por hectárea y, fundamentalmente, en el agua que se empleará para lograr esa producción, asegurando que esto tendrá que ser manejado por expertos en el tema. “Si las plantas necesitan más agua hay que dársela, pero si hay abundancia de ella será necesario quitársela”, dijo Dallacaminá.
Pero esto no es todo, ya que el ingeniero considera fundamental establecer “qué tipo de citricultura queremos”, por lo que todas las partes involucradas en la citricultura tendrían que participar en la elaboración de un plan a largo plazo, en el que habrá que cumplir rigurosamente el camino fijado. “Debemos lograr un lenguaje común y fijar pautas comunes”, dijo y recordó que “se exporta un 10 ó 12 por ciento de lo que se produce y no se exporta más por problemas fitosanitarios”.
“Si se trabaja seriamente y entre todos, se pueden lograr menores costos sumados a mayores volúmenes con calidad aprobada, lo que será negocio para todos”, dijo.