Un recuerdo que Brilla entre familiares y compañeros de lucha

El ex-concejal Eduardo Miranda lo conoció en la década del 60, cuando Brilla tenía el kiosco al lado del Cine-Teatro “Odeón”. “Brilla fue un cuestionador abierto al proceso económico que desarrollaba en esa época José Alfredo Martínez de Hoz”, indicó.
Miranda estableció una amistad duradera, no desprovista de discusiones “feroces” debido a que no siempre coincidían en sus pensamientos, pero siempre con respeto y afecto recíproco.
Miranda recuerda aquella famosa escena con Domingo Cavallo. “Denostamos en la peatonal a este personaje, rodeado por sus adherentes”. Brilla tuvo la picardía suficiente como para tomarlo de la mano -Cavallo creyó que era un adulón- llevarlo al kiosco y, sin soltarle la mano, le dijo: “Usted es el hacedor de esta gran villa miseria en la que vivimos”.
“El me alentó a asumiera alguna responsabilidad pública, que es la que tuve a partir del 99. En cierta forma, fue un poco mi consultor”, reconoce Miranda.
El ex-concejal señaló que siente un poco “contradictorio” homenajear a Jorge Brilla porque no tuvo ninguna responsabilidad pública, ni inauguró obra pública alguna. “Es un hombre calificado en cuanto a su honestidad y sinceridad. Debería ser una cosa común, especialmente aquellos que pasaron o pasan por la función pública”.
Por último, caracterizó a Brilla por “la contundencia de sus afirmaciones, la valentía de sus aseveraciones y la ausencia de temor de enfrentar a las cosas desde su punto de vista. Bien merecido tiene el homenaje”, agregó. “Espero que su ejemplo cunda en la sociedad”.

Compañero de lucha

Oscar “Cacho” Sorokin, librero y compañero de Brilla en algunos movilizaciones gestadas durante la década del 90, rescató la coherencia de Brilla. “Vivió como pensó y pensó como vivió”.
“Lo conocía desde hace mucho tiempo. Casi cotidianamente lo veía pasar por la vereda de mi librería, vivía acá a la vuelta, siempre nos saludábamos y teníamos alguna cuestión para conversar. Hablábamos desde los acuerdos y las diferencias que teníamos (Brilla era un peronista de izquierda), pero siempre en un marco de amistad y compañerismo”, recuerda.
Brilla veía con dolor como el peronismo iba perdiendo sus esencia popular y se iba transformando en lo contrario. “Era coherente con las posiciones del nacionalismo popular, no del nacionalismo oligárquico”, dijo Sorokin.
Uno de los recuerdos más vívidos de Sorokin de aquella época fue la asamblea realizada en el Círculo Italiano congregó entre 250 y 300 personas, que los ratificó como conducción, y resolvió repudiar: “la situación económica espantosa que estábamos viviendo, los remates que se estaban dando en distintos lugares del país. A Concordia se venía una ola de remates hipotecarios”.
A las once de la noche terminó el mitin. Posteriormente se trasladaron a la DGR (Dirección General de Rentas), en calle Buenos Aires, para ponerle una faja de clausura simbólica. “Luego atravesamos la plaza ruidosamente, saludados por la gente del Ideal (café), los automovilistas y también cerramos la DGI con otra faja diciendo que el dinero que entraba allí no volvía al pueblo”.
Días más tarde, se enteraron que había un remate en Tribunales. “Nos hicimos presentes y cantamos sucesivamente el himno nacional hasta que se suspendió”. 22 integrantes del centenar de personas que protestaron fueron individualizadas por fotografías y procesadas. “Deliberadamente bien elegidas de distintos partidos de la oposición de ese momento”
A medida que se acercaba la fecha del juicio -“era una papa caliente para el gobierno y la Justicia por la manera que nos procesan y las personas que iban a llevar a juicio”, acota- les ofrecieron la “probation” a los acusados. “Desgraciadamente rompieron el movimiento porque consiguieron que una veintena aprobara la probation. Algunos porque no podían participar por el procesamiento de la elecciones. Otros por temor”.
Brilla, Luis “Lucho” Román y Sorokin no aceptaron y comparecieron ante los Tribunales. “Dijimos: ‘vamos a hacer al revés, convirtamos este juicio en la acusación del poder político y de la Justicia politizada’. Brilla dejó un testimonio grabado, al igual que yo. Probablemente se den a conocer algunos fragmentos de ese discurso”.

“Buen padre”

Su viuda, Rosa María Rama de Brilla, lo recuerda como: “un buen padre, un compañero, un amigo, un esposo”. “Lo tengo como un ejemplo, es como que está al lado mío, me ayuda muchísimo para seguir adelante porque vivo de los lindos recuerdos, de los 40 años que estuvimos juntos”.
Rosa María actualmente atiende el kiosco ubicado en la peatonal, acompañada pos sus hijos. “Habrá tenido errores, pero fueron más los aciertos en la vida porque querer cambiar este mundo que es tan difícil. Luchó muchísimo por las injusticias, que le costaron la vida. A lo mejor, eso fue lo mal que le hizo. El quería que vengan las soluciones y hay cosas que son difíciles de solucionar. Era un poquito impaciente”, recuerda.

Un teórico de acción

Miguel Segovia, un vecinalista de al zona sur, recalca que Brilla no sólo era un teórico, sino que también era un hombre de acción.“Yo lo conocí hace 22 años. Hubo una inundación a principios de los 80 y había como 50 familias que estábamos alojadas en el galpón de Garamendy, donde está el diario El SOL ahora. Teníamos una gran organización que era la Comisión Central de Inundados. Ahí andaba Jorge con otro grupo de amigos ayudando. Incluso con algunos que tampoco está más como ‘Cortito’ Cortiana”.
Segovia lo calificó como una gran persona. “Me acuerdo de su faz solidaria, su pujanza, el ir la frente, no callarse nada”. Brilla era frontal y se tomaba las cosas a pecho. “Capaz si no hubiese sido tan frontal, todavía lo tendríamos con nosotros. Era muy de tomarse a pecho las cosas. Había que cuidarse de cargarlo porque se tomaba las cosas muy en serio”, indicó. “Siempre estaba con la idea de la justicia social, de un mundo mejor. Era un idealista”, finalizó.

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