Un proyecto de ordenanza exige exámenes exhaustivos para choferes municipales

Los choferes deberían realizar exámenes clínicos, oftalmológicos, otorrinolaringológicos, neuropsiquiátricos, radigráficos y análisis generales. Los conductores de las distintas reparticiones cada 12 meses mientras que los que cumplan funciones dentro de la estructura del Ejecutivo cada seis meses.

Entre los argumentos se cita la necesidad de incrementar las medidas de seguridad y reducir los accidentes de tránsito, “siniestros que afectan tanto a particulares como al patrimonio municipal”.

Por consiguiente, en otro párrafo se menciona que “resulta necesario la sanción de una normativa, destinada a establecer controles periódicos sobre el estado de salud de los choferes, a cargo de vehículos municipales, certificando en cada caso, la existencia de enfermedades, si las hubiera, su naturaleza y su grado, así como las posibilidades de tratamiento del afectado”.

La secretaria de Salud del municipio coordinará con hospitales y centros de salud provinciales la realización de los exámenes cuyas características excedan la capacidad material o profesional de dicha secretaria. “La cual además, evaluando los resultados obtenidos dictaminará si el agente reúne aptitud psicofísica para el desempeño de las funciones sin riesgo para si o para terceras personas sean o no transportadas”, se señala. En caso negativo, se informará al respecto al Ejecutivo para que disponga que otro tipo de actividad puede realizar.

Un antecedente inmediato bastante similar se dio en 2006. En ese momento, el intendente era Juan Carlos Cresto y el secretario de Salud Armanazqui. Cresto justificaba la implementación de controles de alcoholemia entre los empleados municipales. Aseguraba que entre los 2.000 empleados municipales, “hay algunas personas que son alcohólicas”. Al mismo tiempo, remarcaba la responsabilidad de quienes manejan máquinas, camiones, camionetas y ambulancias.

Uno de los problemas a los que hacía referencia el mandatario municipal son los choques. “En varias oportunidades, desde un chofer chocar con un camión municipal una casa, volver, dejar el camión guardado y retirarse totalmente alcoholizado hasta un chofer de ambulancia circulando alcoholizado con una botella de sidra”, ejemplificaba Cresto. Y distinguía entre el “enfermo”, al que hay que “tratarlo y curarlo”, y el “irresponsable”, “que se alcoholiza y comete una falta grave como matar una persona, chocar una casa o llevarse un auto por delante”, según se puede leer en el archivo de este diario. (http://www.diariojunio.com.ar/noticias.php?ed=1&di=0&no=13010)

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