“Yo quería hacer hincapié en la testimonial del ingeniero Pérez que presentó un informe técnico que para mí no se condecía con la realidad. Pedí el falso testimonio porque la mecánica del accidente que el describe es inverosímil; a toda pregunta que yo quería yo dilucidar para ver la fórmula que aplicó daba respuestas evasivas o decía que no tenían nada que ver”, explicó el letrado al finalizar la audiencia que comenzó pasadas las 8:30 y se extendió hasta las 13.
“Además había una animosidad en cuanto a las fotografías que agregó”, dijo Peñalber. Según sostuvo el perito de parte, parte de la cartelería que restringe la velocidad no era visible. “Era porque la tomó paralelo al cordón y esta no es la visibilidad que tiene el conductor. El conductor conduce del lado izquierdo de la calzada y obviamente tiene más ángulo (de visión)”, señaló el abogado.
Por esos elementos, el querellante pidió correr vista al fiscal para que investigue el presunto falso testimonio. “Yo estoy de acuerdo que Aguirre pueda hacer todos los artilugios para zafar de una posible condena y está en su derecho porque es un proceso donde hay tres partes. Una parte imparcial que es el juez y dos partes que pugnan pero la verdad que un profesional inmiscuirse en una causa dando datos erráticos a mí me pareció que ameritaba pedir el falso testimonio”, indicó.
El letrado agregó que Pérez no era un testigo imparcial porque la defensa de Aguirre le pidió que declare. “Pero es un técnico y tendría que haber sido más preciso para justificar su informe técnico”, expresó.
Una cuestión importante era la interpretación de las fotografías de las huellas impresas en el pavimento sobre la mancha de líquido refrigerante. Para el técnico eran huellas de “rodadura”; para el querellante de frenado. La diferencia entre ambas no es menor para la causa debido a la cuestión de fondo es la velocidad de la Meriva al momento del choque. Una cuestión es que la camioneta haya recorrido más de 80 metros, luego del impacto, deteniéndose por su propia inercia. Otra es que haya recorrido ese trecho con el pedal de freno accionado. Tras la primera hipótesis subyace la posibilidad de que la velocidad haya sido apenas por encima de la permitida para esa zona. Justamente el conductor dijo que venía a 40 km/h. Tras la segunda, un exceso grave de velocidad.
El técnico sostuvo que las huellas que se observan en las fotografías son de rodadura o deslizamiento. Son las que deja cualquier neumático tras de sí sobre arena o un liquido derramado. En cambio, para la querella son de frenado. Entre el abogado querellante y el perito hubo un diálogo bastante extenso que incluyó preguntas y repreguntas. Eso motivo algunas recriminaciones a Peñalber de parte de Pérez, quien se mostró molesto con varias de las cuestiones sobre las que era interrogado. “De este proceso me llevó más que todo como una indignación de que a todos los que estamos en la sala nos viene a decir que lo rojo es blanco”, indicó el abogado querellante.
Más adelante, Peñalber dijo que las velocidades máximas o mínimas son orientadoras. “Si ahí había una procesión y la permitida es 40 km/h, no vas a circular a 40. Si está lloviendo la máxima no es 40 km/h, será 20”, indicó.