Para el investigador Andrinolo, las toxinas denominadas microcistinas y neurotoxinas generan muchos interrogantes, debido a la peligrosidad que representan para el ser humano. “Es imprescindible hacer monitoreos de ríos y lagos que permitan determinar qué cantidad hay de toxinas. También necesitamos desarrollar métodos para estudiarlas y adaptar la tecnología a las investigaciones. La idea es evitar que estas toxinas caigan en el agua potable”, indicó.
Las cianotoxinas son compuestos naturales tóxicos producidos por cianobacterias (o algas cianófitas) que son frecuentes en aguas dulces de todo el mundo. Entre las cianotoxinas cabe destacar a las microcistinas, que afectan fundamentalmente al hígado, y que podrían actuar como promotores de tumores hepáticos.
También entre las cianotoxinas se incluyen las neurotoxinas, como la anatoxina, que afecta la conexión entre neuronas y músculos. Los severos episodios de intoxicación en poblaciones, su amplia distribución y elevada frecuencia de aparición han llevado a considerar a estas toxinas en algunos países europeos como el riesgo más importante para la población en lo que respecta al agua de consumo y al agua de baño, incluso por encima de los metales pesados o los pesticidas.
Andrinolo es licenciado en Biología con orientación en Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, magíster en Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y doctor en Ciencias Biomédicas por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Además, obtuvo numerosas becas y subsidios de investigación y realizó cursos de perfeccionamiento como “Sustentabilidad de la Biodiversidad Algal”, “Uso de Mecanismos de Toxicología para la Evaluación de Riesgo de Compuestos Químicos Medio Ambientales” y “Cianobacterias tóxicas: metodología actual para el análisis de cianotoxinas y de diagnóstico molecular de estirpes toxigénicas”.