Un invierno sin techo

Guillermo Cabrera, jefe del departamento de seguridad de la municipalidad, aseguró que en la Estación Norte, donde hay una guardia de 24 horas, “había personas indigentes que utilizaban este edificio como medio para pernoctar o quedarse durante la noche”. “La gente que venía era gente de tránsito, no residían acá. Transitaban por acá utilizando los baños, el agua, pero como tránsito”, señaló.
No obstante, una vez que se hicieron cargo del cuidado, en enero de 2008, “se trató de evitar siempre que se pudiera utilizar este lugar como albergue para la noche”. “Consideramos que no es un lugar donde podían estar ni dormir durante la noche”, señaló Cabrera.
El jefe del departamento de seguridad explicó que sólo deben ocuparse de cuidar el edificio de la estación, no así las 16 has. que componen todo el predio. Por ello es que en algunas ocasiones, no descartó que haya personas durmiendo en algún lugar de las 16 has. Si bien algunos de los vagones que eran utilizados como refugio ya no están en la ex estación, otro de los guardias de seguridad indicó que durante la noche suelen cobijarse en los que aún quedan. En cambio, ya no pueden hacerlo en un viejo taller donde se resguardaban porque fue demolido. Y en los galpones ubicados en el interior del predio hay serenos debido a que allí funcionan dependencias municipales.
En tanto, en la estación Central un vigilador explicó que no suele haber personas durmiendo durante la noche. En tal sentido, dijo que era un problema que solía suscitarse hasta hace poco tiempo. “Venían tres y dormían en el baño de mujeres. Pero se puso candado para que eso no pase y no volvieron”, explicó. En efecto un candado bloquea el acceso a los baños ubicados en los extremos de la estación.

“La calle es dura”
Ignacio, de 55 años, pasó la noche del viernes pasado sobre unos cartones tirados sobre el frío piso de cemento, al lado de un banco, debajo del tanque de agua ubicado frente a la plaza de la Sociedad Rural. “Vivo en la calle desde el 95. Sobrevivo, nada más”, señaló. En un rincón falta una baldosa y un manchón de humo indica que prenden fuego pero los policías que hacen guardia en la esquina de Entre Ríos y Mendiburu ya no los dejan encender nada. ¿Cómo hizo para soportar el frío de anoche?. “Como podemos; la calle es dura”, responde.
Vestido con una campera y una gorra de lana verde, Ignacio se apronta cerca del mediodía del sábado a buscar un lugar donde comer. Oriundo de Bahía Blanca, aseguró que ahora deambula entre Federación y Concordia. Aunque tiene familiares en José León Suárez (pcia. de Buenos Aires) señala que no quiere vivir allí porque no lo dejan fumar o tomar. “Todo lo que hago le cae mal”.
Pide monedas para comprar pan o un plato de comida. “Para comer no me falta porque la gente de federación y de Concordia es muy buena gente”, señaló. En el último de los casos, revuelve la basura. “Algún pedacito de asado, algún pancito, siempre hay algo”, indicó.
“Antes tenía mi casa, mi negocio, mi coche. Pero mi p… se fue con otro y me vendió todo, ella me dejó en la calle: mi mujer, la madre de mis cinco hijos”, indicó.
Ignacio durmió al costado de una carpa que armó un joven que suele dormir también debajo del tanque de agua. Son las once de la mañana y su compañero tiene un estado de ebriedad inocultable; está tomando de una botella que contiene jugo con alcohol presumiblemente.
“Dejame para los cigarros”, pide antes de que finalice la entrevista. Por último, Ignacio pide a la sociedad un techo y un trabajo. “Que me den para hacer pintura; yo soy albañil de lujo”, dice mostrando sus nudosas manos. Aunque minutos antes había asegurado que estaba imposibilitado de trabajar porque había sido atropellado por un auto en una pierna.

Dos noches sí, tres no

Mario Grieco, encargado de la Terminal, señaló que la aparición de personas pernoctando pasa a menudo. “Pero nosotros no dejamos que eso ocurra con continuidad. Lo que nosotros hacemos, cuando ya se ve una persona que viene a dormir a la noche exclusivamente, se llama a algún hogar para que pase la noche y tenga su comida caliente ahora que hace mucho frío”, señaló.
“Siempre hay alguien que viene pero no lo dejamos estar mucho; le solucionamos el problema del albergue por la noche”, dijo Grieco. El encargado de la Terminal señaló que hay gente que durante el día sale a pedir o a vender y suele venir a pasar la noche acá. “Lo vemos una o dos veces”, dijo. Si hay una tercera llaman al personal municipal o del destacamento policial que hay en la Terminal que se encarga de dialogar con los indigentes.
“La Terminal se presta para todo esto. Esto no sólo ocurre acá en Concordia, ocurre en todos los lugares. Lo que pasa es que se presta la Terminal para muchas cosas, ya sea de lo delictivo hasta el alcohol. Todo pasa por la Terminal. Si lo manejamos más o menos, creemos que estamos evitando muchas cosas”, señaló el encargado.
Grieco señaló que el perfil de quienes trasnochan es de gente “mayor”. No obstante, un tiempo hubo jóvenes malabaristas en una de las esquinas (en estos momentos se encuentran en otras esquinas de la ciudad) de la Terminal. “Logramos que no estén y si están, que estén de día haciendo su trabajo y a la noche que busquen otro refugio porque a la noche venían a dormir acá y a bañarse”, señaló.
Uno de los lugares adonde son derivadas las personas que se quedan a dormir es el Asilo de Ancianos y el otro es otro asilo ubicado en la zona sur. “Funciona a través de la municipalidad, es solidario; de gente que trabaja para ese tipo de gente; cocina para determinada cantidad de gente; ellos le dan su plato de comida y una cama a la noche para que duerman”, reiteró el encargado.

No queda para el alquiler

El domingo a la mañana, María Lucía Pérez, una mujer de 71 años, se sienta sobre una bolsa, enfundada en una frazada, y se recuesta contra la pared lateral de la entrada al estacionamiento de una estación de servicio ubicada en Entre Ríos y Las Heras. “Hace tres o cuatro años que estoy afuera, no estoy alojada en hotel y ando deambulando por situaciones de trabajo; situaciones familiares y de dinero”, manifestó.
La noche de sábado se la pasó dando vueltas entre el estacionamiento y la peatonal. “En realidad las autoridades prohíben un poco que uno esté ocupando lugares prohibidos o bien umbrales ajenos. La gente se molesta”, admitió. Una pensión le cuesta entre $ 35 y $ 50 la noche y muchas veces no tiene dinero.
Oriunda de Corrientes, estuvo cuatro años trabajando en Córdoba y luego decidió venir a Concordia aunque en forma temporaria. La mujer percibe una pensión de $ 600 pero, debido a que está afiliada a una mutual (El Círculo del Ejército), le descuentan por diferentes motivos y a veces sólo cobra $ 250.
María tiene hijos pero asegura que desconocen que viva en esta situación. “Es la primera vez que no tengo para el alquiler. Nunca quedé afuera”, admitió. En verano suele dormir en las estaciones de servicio ubicadas en las rutas. En invierno, en las peatonales o en la entrada a algún negocio. “Ahí es donde vienen los problemas”, confiesa. “No soportamos mucho el frío, más o menos”, admite. Incluso a veces no puede descansar en las plazas, como en la Urquiza, porque los placeros los corren a golpes.

“Cuando vemos un hermano tirado así nos duele”

Un grupo de voluntarios trabaja los sábados en un comedor que funciona en la parroquia Inmaculada Concepción donde acuden las personas que están en la calle. Manuel Carballo, uno de los voluntarios, accedió luego de mostrarse remiso al diálogo porque aseguró que no quieren publicidad por dar de comer a indigentes debido a que entiende que la tarea no es gratificante. Carballo recordó que “esto nace de poder ver la realidad que uno tiene alrededor”. La parroquia está ubicada a una cuadra de la Terminal. “Cualquiera que pase por ahí va a ver a gente que está en situación de calle: no tiene para comer, no tiene donde dormir”, recalcó.
Al comedor acuden entre 50 y 60 personas los sábados- los fines de semana no funcionan los comedores solventados por el Estado- pero no todos viven en la calle. “Yo no sé si están todos en la calle pero sí se que están mal vestidos, por ahí no tienen para bañarse”, explicó. Por esa cuestión, otro grupo está tratando de implementar un sistema para que puedan bañarse al menos una vez a la semana.
“No sé si son 10, 20 o 40; yo te digo que los concordienses los vemos” dijo el voluntario haciendo referencia a los lugares donde suelen aparecer: la Terminal y la ex Estación Concordia Norte.
En principio, los voluntarios comenzaron aportando desde su propio bolsillo para darles de comer un guiso. “Ahora prácticamente no ponemos más de nuestro bolsillo por la generosidad de la gente, la caridad es enorme”, indicó. En la parroquia aseguran que tienen alimentos como para dar de comer dos días a la semana. “Tal es así que vamos a empezar a llevar comida a los sectores donde está esta gente viviendo a la intemperie”, dijo Carballo.
“Nos moviliza un espíritu cristiano. Jesucristo dijo: ‘cuando tuve hambre me diste de comer; cuando tuve frío, me abrigaste; cuando estuve preso, me visitaste’”, señaló el voluntario. “Cuando vemos un hermano tirado así nos duele porque para nosotros es otro Jesús que está tirado ahí. Se lo puede ver desde lo cristiano o desde lo humano: es un ser humano el que está tirado ahí”, dijo Carballo.
Carballo señaló que la responsabilidad de que haya gente en la calle no es del gobierno ni de las instituciones. “Es de todos los argentinos”, dijo. Incluso, dijo que cada integrante de la sociedad, que tiene trabajo y salud, debería ver a quienes no han tenido la oportunidad de desarrollarse en la vida. “Es un dolor enorme para un ser humano ver a otro ser humano que no tenga para comer, para abrigarse y las necesidades básica insatisfechas”, señaló.
Además alertó sobre el riesgo de que se naturalice la pobreza. “Después uno pasa y ya no es novedad y eso no nos tiene que ocurrir. Yo invitaría a toda la población, que cada uno mire a su alrededor, en su cuadra, en su barrio. Que busque que va a encontrar”, señaló el voluntario. En Concordia, “hay mucha gente que tiene mucho y hay mucha gente que no tiene nada. ¿Qué hacen esas personas que tienen mucho pero no miran a su alrededor para poder modificar esa situación?”, se preguntó.

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