Macri no habló sobre lo ocurrido en Brasil motu proprio. Lo tuvieron que consultar durante una conferencia de prensa que brindó junto a su par español Mariano Rajoy, quien está en Argentina en una visita oficial. Su respuesta, estudiada, fue que Brasil tiene una “Justicia independiente”, con lo que convalidó el proceso judicial que se le sigue al ex presidente brasileño, que terminó preso. No hubo mención alguna al asesinato de la dirigente política Marielle Franco.
Ajeno a todo esto, Macri lo llevó a una cuestión de “confianza”, necesaria –dijo– para que vengan inversionistas. “Para hablar de confianza se necesita una Justicia independiente que haga respetar la ley, y eso tiene hoy Brasil: una Justicia que se ha demostrado verdaderamente independiente”, elogió al juez Sergio Moro, que detuvo a Da Silva sin otras pruebas que “su convicción” como magistrado.
“Acá no tenemos más que decir que respetamos el funcionamiento institucional de Brasil y soñamos con que, con el correr del tiempo, designando jueces mejores por parte del Consejo de la Magistratura, haciendo algunas reformas que se están encarando en el plan Justicia 2020, lograremos tener cada vez un sistema judicial más sólido, independiente, creíble y confiable”, prometió Macri.
Hasta ayer, el Gobierno había evitado referirse a la detención de Lula. El secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, había dicho que prefería no hablar del tema cuando le preguntaron en una entrevista radial. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se había manifestado genéricamente “preocupado” y había pedido que todo se dé “en el marco de la justicia”.
Con los dichos de ayer, Macri fue más allá de la actitud del gobierno argentino cuando fue destituida Dilma Rousseff. En ese caso, habían dicho que respetaban las decisiones de las instituciones brasileñas. Ahora, tras el asesinato político de Franco, los ataques a manifestantes y la prisión de Lula, pasaron a elogiarlas. Y a soñar con parecerse.