Un escándalo de muertes evitables

En la escuela donde asistía la niña hay comedor, una asistencia que mitiga el hambre del día a muchos niños y niñas, como otras instituciones a lo largo y ancho del país. Para esa niña, ya fallecida, habían pedido un refuerzo nutricional por la vulnerabilidad de que era objeto. Desde su ingreso a la institución, en 2017, los docentes solicitaron que intervenga el Equipo de Orientación Escolar para el reclamo. En 2018 y 2019, presentaron al gobierno de la ciudad un certificado médico que reclamaba la necesidad de alimentos hipercalóricos. Una vianda especial que reforzara lo que no podía comer en su casa.  

Todo derecho tiene como correlato un deber u obligación, es decir, una disposición para dar, hacer o no hacer alguna cosa. De otro modo, el derecho es un concepto vacío y no tendría sentido decir que las personas tienen derecho a recibir educación, a estar bien alimentados, a vivir en un hábitat sano, o a expresarse con libertad, si alguien no tuviese el deber o la obligación de satisfacer tales derechos. 

¿Sobre quién recae la obligación? 

Los derechos mencionados, son derechos positivos, lo que significa que para su satisfacción se requieren acciones y es el Estado, en este caso el de la ciudad de Buenos Aires, quien tiene a cargo esa función, según consta en las constituciones nacionales y en sus legislaciones; además posee los instrumentos adecuados para hacerlo.

La desnutrición, como consecuencia de la pobreza y la indigencia es un problema global y las estadísticas nacionales muestran una pirámide social ensanchada en la base que se puede observar como resultado de un conjunto de variables vinculadas a la desigualdad económica y a la desigualdad de trato. Esta última la genera y reproduce, porque además de sufrir carencias económicas, las personas sufren a diario discriminación por parte de algunos sectores sociales, limitando aún más el acceso a bienes indispensables, negando el acceso a derechos fundamentales, que son finalmente los que constituyen el bienestar social y la posibilidad de un proyecto de vida.  

La brecha económica es el factor que más divide a la sociedad, rompe el tejido social que está basado en la garantía de igualdad, de dignidad y derechos de todas las personas. Este resquebrajamiento generado por la humillación y la indiferencia daña el rompecabezas nacional que permanece incompleto.

En momentos de crisis, siempre se ve afectado un derecho básico, del cual se derivan situaciones que vehiculizan otros derechos fundamentales: el trabajo digno, que es visto como el eje a partir del cual se pueden construir sociedades más justas. El trabajo cumple un rol primordial. Es la actividad que permite asegurar diariamente la supervivencia. 

Durante muchos años se pensó que, si las economías de los países crecían, también iba a aumentar el número de puestos de trabajo, la calidad de vida de los trabajadores y sus familias y, de ese modo, estaría asegurado el bienestar de la sociedad. Sin embargo, en los últimos tiempos, el goce de un empleo asalariado con todos los beneficios sociales ha dejado de ser la situación laboral normal de gran parte de los trabajadores.

Las consecuencias están a la vista. 

 

Tekoá. Cooperativa de Trabajo para la Educación. Ltda.

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