
Durante los días previos, los medios de desinformación masiva de la capital nacional transmitían virtualmente en cadena convocando a la asamblea organizada conjuntamente por ellos y una devaluada dirigencia rural, desde siempre brigada de choque de los sectores del privilegio y hoy convertida en un collage de payadores, pintorescos, oportunistas, aventureros y matarifes.
El resultado no fue el esperado, auguraban cientos de miles, algunos fabulaban un millón, pero los drones, esa nueva epidemia de la información milenial, dieron cuenta que ni siquiera eran diez mil. Aranda, desde su trinchera en Clarín, mascullaba su bronca al ver esfumada la posibilidad de liquidar sus stocks de arroz correntino con un dólar arrancado a fuerza de presiones al calmo Guzmán.
No ocurrió, y la pulseada puso en evidencia que estos energúmenos no entusiasman con sus excesos a las mayorías de la clase media rural pampeana, solo convocan a su vértice más recalcitrante.
“NO VAMOS A PERMITIR QUE EL GOBIERNO GOBIERNE” (o algo así)
Los oradores se fueron sucediendo, mintiendo voluntades e intenciones alineadas con el interés nacional, cuando es evidente que el reclamo que los congrega es pura y cruel avaricia, son el único sector de nuestra economía que ha más que duplicado sus ingresos en la pandemia, pero no les alcanza (nada les alcanza) y reclaman al gobierno que no ejerza sus funciones y no intervenga en el control de las variables económicas para frenar el inexorable avance de la pobreza y la miseria en el país que ellos mienten defender.
El premio a la frase más desafortunada se lo llevó un comprovinciano, Jorge Chemes, el entrerriano que preside Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), quien vomitó:“esta Mesa de Enlace no va a permitir que el Gobierno nos pase por encima”, revelando, (una vez más y van…), que para ellos la democracia no tiene valor, que lo único que les interesa, a pesar de lo que mienten, es aumentar sus manotazos a la riqueza nacional, como sea, caiga quien caiga, aunque sean las instituciones mas duramente logradas con las luchas del pueblo argentino.
La historia seguirá poblando de eventos de este tipo los próximos meses, el año electoral se hace evidente. Pero los referentes de los recalcitrantes van perdiendo audiencia, y no solo aquí, en todo el sur de América se sienten vientos de renovación y esperanza de los millones y millones que se han hartado de los cantos de sirena de estos energúmenos que asumen el rol de fuerza de choque de los saqueadores y ladrones, responsables de la miseria, pasada y presente, en las tierras de la carne y el trigo.