Un entrerriano que nació con parálisis cerebral pide discutir sobre la eutanasia

Eso pensó a los 29 años. Matías tiene 29 años, nació con parálisis cerebral, y quizá por eso todo le ha resultado más complicado que al resto. Tanto que hasta ahora no ha podido conseguir trabajo. Sólo un llamado a una radio (La Red, de Buenos Aires, al programa de Jorge Rial, Ciudad Gótika), para hablar sobre el conflicto por Botnia (Matías vive en Gualeguaychú) le permitió ventilar un asunto que hasta entonces era bien propio.
Habló de eso, de las papeleras, del corte de ruta en el sur de la provincia, y la charla después viró hacia otros asuntos, un asunto bien propio, la imposibilidad de conseguir trabajo, la imposibilidad de sortear un escollo mínimo, una pasantía en un estudio jurídico de su ciudad y el futuro que se deshacía.
Matías tiene movilidad en los miembros inferiores, pero no en las manos, no en los brazos, y un abogado que no sabe tipear, al parecer, está condenado a no encontrar conchavo. Ese es el pensamiento cerrado con el que se encontró Matías, y así, una vez pensó tomar un camino sin vueltas. No como salida desesperada. No como opción maldita. No como camino de desesperación. Sólo una opción.
“Fui educado sobre la base de la libertad, y cuando yo decidí esto, mi familia lo respetó”, dijo. Esto que eligió Matías es la eutanasia, la muerte de motu proprio, en un momento digno, con la dignidad de la libertad, del ejercicio de un derecho personalísimo. Aunque sabe que la sociedad, la legislación, el humor de la gente no están preparados para determinaciones de ese tipo, en la Argentina no hay marco legal que ampare la eutanasia, la muerte inducida, inducida por la voluntad del hombre.
Es conciente que su pensamiento es turbador, que sólo la mención de la palabra eutanasia mueve al resquemor, despierta sospechas. Eso lo sabe, dice.

–Cuando lo dije por radio, hubo mucha repercusión. En mi Facebook y en mi correo recibí muchos comentarios de gente de todos lados. Obviamente, al hacer un planteo de este tipo causó mucho revuelo. Yo sé que esto está reñido hasta con la moral, y que incluso puede ocurrir que la Iglesia Católica se oponga. Pero es mi posición personal. Y creo que hay que debatirlo, y que cada uno ponga sus fundamentos, a favor o en contra.

–No es una posición corriente. Digo, no es algo que mucha gente piense, y lo expresa en forma pública.
–Yo lo planteo como una elección conciente. Quiero dejar bien en claro que no es que yo ando proponiendo el suicidio para cualquier situación. Yo lo planteo para casos personales, y para casos en los que la medicina lo justifique. Yo no propongo un suicidio colectivo. Que quede bien claro. En mi caso, me cansé de pelear contra una sociedad que te pide ciertos estereotipos físicos que yo no cumplo. Yo tengo el acompañamiento de mi mamá, que ha peleado mucho por esto. Si no fuera por la madre que tengo, no estaría tan sólo excluido sino también marginado de la sociedad.

La eutanasia, ese objetivo que persigue Matías, un objetivo que debe concretarse en un texto legal que hasta ahora el Congreso no se ha mostrado dispuesto a debatir, es una mala palabra para algunos sectores. La Iglesia, por ejemplo, que bate lanzas contra toda iniciativa que atente, según su entender, contra la vida, desde la concepción hasta el último minuto de la existencia de un mortal.
En 2004, la senadora kirchnerista por Formosa, Adriana Bortolozzi, presentó un proyecto de ley que ampara la elección de terminar con la vida antes de tiempo por parte de un enfermo terminal. Pero la discusión no prosperó. Así, hoy sólo dos provincias argentinas, Neuquén y Río Negro, permiten la eutanasia. Nada más.
Entre Ríos, ni por asomo. Este estudiante de Derecho quiere, con su caso, impulsar ese debate, abrir la discusión, conseguir que los congresistas se sienten en sus bancas, y debatan, y aprueben un texto legal que ampare la muerte por voluntad propia.
Mientras, por este momento, ha abierto un paréntesis. Aquel anuncio urbi et orbi, eutanasia ya, muerte ahora, con discordia social, un grito lanzado desde la exclusión, dicho por una radio, un asunto personal amplificado por los medios, ahora está así, entre paréntesis.
Matías consiguió conmover a cierto sector de la clase dirigente, en la justa medida en la que la clase dirigente deja conmoverse. Alguien, una diputada nacional, Claudia Rucci, hija del legendario líder de la CGT, José Ignacio Rucci, lo escuchó al aire, hablando por la radio, y de inmediato se contactó con él. Rucci no es diputada por Entre Ríos.
De la legisladora nacional a un legislador provincial: el senador justicialista Héctor Strassera. Así, el mensaje en una botella que lanzó Matías fue tomado por alguien al otro lado. Y ahora, encendida la polémica, abierto el debate, en la cornisa de las decisiones más hondas, Matías parece haber iniciado el camino de vuelta. “Yo quiero que exista un ordenamiento jurídico, que se tenga una ley de eutanasia. Eso voy a seguir reclamando. Pero ahora tengo un trabajo, voy a trabajar con el senador Strassera, así que por ahora no pienso en la muerte. Después, veré”, dice.

–¿Ahora todo cambia? ¿No pensás en la eutanasia como opción?
–Sí, cambia un poco. Ahora veo el futuro un poco más claro, con esta posibilidad de trabajar, y sobre todo trabajar en política, que es algo que me apasiona.

–¿Tenés alguna filiación partidaria?
–Soy radical, pero radical desencantado, así que ahora estoy con el peronismo. Quiero dedicarme a la política. Me gusta mucho la política. Para cambiar el concepto de la política, para cambiar a los políticos que tenemos, que salieron de nuestra propia sociedad, hay que participar, sino no hay derecho al pataleo.

Cómo manejar el teclado

Matías Cincunegui tiene hasta ahora serias dificultades para manejar una computadora, y sobre todo, para teclear. Pero pronto, si las cosas se dan tal como las piensa, dejará de ser un problema si consigue instalar un programa que le han cedido los asesores del diputado nacional por el Partido Socialista, Jorge Rivas, quien luego de un asalto violento quedara parapléjico. Rivas utiliza un software que activa un teclado virtual que va unido a una webcam que le permite manejar el cursor con la mirada, asimismo cuenta con un sintetizador que reproduce en audio las palabras seleccionadas del legislador. En Gualeguaychú ese programa no está, pero los asesores de Rivas ya se lo enviaron a Cincunegui. Ahora sólo queda bajarlo y tener una notebook. Rivas asumió su banca de diputado en mayo de 2009. En 2007, siendo vicejefe de Gabinete del ex presidente Néstor Kirchner, una feroz golpiza durante un atentado en la calle lo dejó tetrapléjico. Luego de aquel ataque, sólo puede mover dos dedos de su mano derecha y asentir con su cabeza como toda forma de comunicación. Rivas no puede hablar. Un software fue desarrollado por Eduardo Lazzati y una vez instalado en una computadora personal permitiría mediante la vista elegir letras para armar palabras y frases que amplíen la comunicación.

Fuente: El Diario

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