Un enigma bajo el asfalto

El presidente del bloque de concejales del PJ, Mariano Giampaolo, aseguró que los vecinos sostienen que la acumulación de sedimentos hace que el agua “no corra normalmente y se mantenga más tiempo estancada”. Los vecinos sostienen que esa situación “está produciendo el aflojamiento de los cimientos tanto de las casas como de los cimientos que se construyeron debajo de lo que sería calle Brown”, dijo el edil. En cambio, si la cuenca estuviese limpia el agua drena hasta el río.
“Junto a la concejal Gloria Warner ya veníamos conociendo este tema porque se había conversado con Luis Benedetto (secretario de Obras Públicas) y el coincide en la necesidad de mantener limpio periódicamente la cuenca del arroyo pero no tan grave como para que se produzca el desmoronamiento de las viviendas”, añadió Giampaolo.
El edil admitió que la limpieza del entubado “no se está haciendo con la periodicidad que se debiera”. La última se realizó hace un año, al comienzo de esta gestión. “Por ejemplo en La Cantera vecinos casi autoconvocados hicieron parte del trabajo y la municipalidad a través de cuadrillas”, afirmó. “Las anteriores desconozco”, aseguró.
No está establecido fehacientemente el plazo mínimo que debiera transcurrir entre un operativo de limpieza y otro. “Depende mucho de las corrientes que haya habido. En este momento, como todo está inundado por la altura mayor a la promedio todo lo que es el daño de acumulación de sedimentos es mayor en esta época que en la época en que el río tenga muy bajo nivel de agua”, indicó el titular del bloque. Cuando el Uruguay vuelva a su cauce normal, “va a haber que hacer una cuadrilla especializada que limpie todo lo que hace el río”.
Por otra parte, los vecinos plantean los inconvenientes que acarrea el tránsito pesado sobre Brown. “Sostienen que cuando pasan camiones hacen que se afecten más los cimientos. No es una calle normal que está asentada sobre ripio o tierra. No es lo mismo que pase un auto sobre una calle que está montada sobre cimientos que pasen camiones de gran porte”, indicó Giampaolo. En ese sentido, coincidió con Warner y Benedetto en que sería factible prohibir la circulación del tránsito pesado sobre las arterias. De todas formas, aclaró que van a estar atentos a los dictámenes técnicos que se elaboren sobre el tema. “El pedido recién entró al Concejo, ahora va a la comisión de Obras y Servicios Públicos y desde la comisión van a solicitar los informes”, dijo.
Aunque parezca mentira, a pesar de los años transcurridos, aún deben dilucidar quien debe hacerse cargo del mantenimiento del entubado. “Esta obra la hizo básicamente la Provincia y el mantenimiento de la misma no está claro. Vamos a estar informándonos de eso para ver quien será el encargado de la limpieza”, indicó.
Giampaolo aseguró que mantener el entubado en condiciones no es complicado pero si “oneroso”. “Se necesita de mano de obra que a su vez trabaja bajo cierto riesgo. No es una cuestión menor”, añadió.

Badén profundo

La vivienda del ex concejal Eduardo Miranda se encuentra a 60 metros de distancia del entubado que pasa por debajo de Brown. “Tengo que reconocer que no he observado ninguna manifestación en nuestra vivienda respecto de las consecuencias que pudiera tener esta obra o el paso del tiempo”, señaló. Pero observa con preocupación que en la esquina: “cuando uno viene bajando por Alem y se enfrenta con Brown hay un badén que se va hundiendo con el correr del tiempo y yo le decía a una vecina que tiene un negocio ahí cerca que un día de estos vamos a asistir a un colectivo que se va abajo con todo y nadie hace absolutamente nada”.
Miranda presentó durante su mandato como concejal y también en la siguiente gestión una nota donde requería saber si la obra está finalizada y entregada. “Los pulmones de contención de la zona norte son un desastre y solamente están destinados a basureros comunitarios. Es un desastre; es un desquicio total”, indicó.
En las notas, Miranda apuntaba a saber como estaba el interior del entubado. “Nunca se ha efectuado ningún tipo de limpieza y nadie puede negar que se deben haber ido acumulando basura con el correr de los años, ya estamos hablando de 9 años”, indicó.
A su criterio, “no sería nada raro que frente a una lluvia importante y a una crecida del río bastante importante que muchos sectores que están a la vera del tubo sufran algún tipo de consecuencia que puede importar no solamente la pérdida de bienes sino de vidas”. El entubado es receptor de “todo tipo de elementos como botellas de plástico, zapatos rotos, perros y gatos muertos y eso en algún lugar se acumulan. Y no hay rejas que puedan contener eso. Lo dijeron que lo hacían así para evitar que las rejas pudieran ser el día de mañana un obstáculo para el desagüe”.
Otra de las inquietudes es el estado de las bombas ubicadas sobre la Defensa para extraer el agua del arroyo Concordia cuando la compuerta está cerrada. “Quería saber si están en condiciones”, expresó.
“Es posible que la obra no haya sido entregada y el elemento por el cual no ha sido entregada es porque no está terminada”. En ese supuesto, Miranda de todas formas apuntó que “la responsable de todas las cosas que ocurren es la Municipalidad y fundamentalmente el Concejo Deliberante”.
El ex concejal aseguró haber escuchado en alguna oportunidad que “había alguna máquina que había un lugar medio especial que podía permitir el acceso de esa máquina. Pero todo quedó nada más que en palabras porque en la realidad nunca se hizo absolutamente nada”.

Sedimentación con vegetación

Otro ex concejal que vive a escasos metros del curso de agua soterrada es Marcos Wdowiak. En su momento, el edil denunció la existencia de un informe elaborado por Bomberos Voluntarios donde se especificaba la sedimentación a lo largo del arroyo. “En algunos lugares era muy grave porque prácticamente obstruía el 80 o 90 % del conducto”, indicó. “Había problemas en Alvear y Güemes. Más hacia el noroeste del entubamiento había problemas bastante graves con un 30, 40, 60 y hasta un 80 % del conducto sedimentado”, afirmó
Con posterioridad, supo que la municipalidad comenzó a trabajar en la limpieza. “De todas maneras, en la actualidad desconozco el estado real del entubamiento” añadió. Wdowiak visualizó en algunos tramos “una situación de descuido o de falta de trabajos pertinentes”. En ese sentido, acotó que se encuentra sedimentada la desembocadura (Brown al fondo) al punto tal que hay vegetación crecida.
Consultado sobre que ente está a cargo de la obra, sostuvo que ya fue entregada a la municipalidad. “Es quien debe mantener la limpieza de la misma”, indicó. “Lo que puede suceder es que de no estar lo suficientemente limpio, en caso de una lluvia copiosa de muchos miles de milímetros puede provocar daños importantes sobretodo en las viviendas linderas”, sostuvo.
Para facilitar la tarea de desembarazarse de ramas, bolsas de residuos, arena, el conducto cuneta con varias aberturas. “Por allí puede ingresar maquinaria, una retro (excavadora) pequeña. Tengo entendido que se construyó previendo la posibilidad de ingresar este tipo de maquinaria a los efectos de hacer una limpieza mecánica”, indicó.

“La falla es humana”

Liliana tiene un kiosco por calle Alem, a media cuadra de Brown. Explicó que “cuando cruzan los colectivos que doblan que viene por Alem y bajan por Brown tienen que pasar despacio porque toca la trompa o la cola. Se ve a simple vista que no se puede cruzar. Algunos autos se ven perjudicados porque golpean fuerte el carter”.
La vecina no tiene dudas de que la falla es “humana”. “Ahí tocó la mano del hombre, hubo ingenieros, gente idónea que trabajó sobre eso pero no lo hicieron bien porque sino resistiría. No tiene ocho años la obra y ya se está rompiendo. Y las uniones de brea que se hacen sobre el arroyo están saltando por la fuerza del agua”, indicó Liliana.
El problema, cuando llueve, es que “revientan las cloacas”. Los vecinos deben correr presurosos hasta la esquina mencionada para quitar las tapas de tormenta de lugar. De lo contrario, corren el riesgo de que ingrese agua servida. Eso es lo que sucedió en un consultorio médico ubicado a media cuadra de la intersección. “Cuando se viene un chaparrón, todos los vecinos levantan las tapas porque sino el agua entra, no la de la calle sino que entra por los inodoros”, dijo la secretaria de un consultorio médico ubicado a media cuadra que se inundó con agua servida a poco de haberse inaugurado la obra.
“Sino saltan las tapas se revientan las cloacas adentro de las casas. O sea que tenemos que estar viendo que ni bien llueve tenemos que ver que las tapas estén bien colocadas sino nos revientan las cloacas adentro”, explicó Liliana. Antes de la obra había un caño madre que desagotaba a todas las cloacas y “era el tamaño de unas persona”. “Cuando se hizo la obra se dividió la cloaca para un lado y para el otro del arroyo. Y los caños pasaron a ser de 60, 70 centímetros de diámetro, algo ilógico porque la caída que tiene el agua que viene desde calle Laprida o Alvear es de más de 2 metros la altura que tiene”, indicó la kiosquera. “Cuando llega acá viene con tanta fuerza que levanta las tapas. Esto esta mal hecho y no soy ingeniera”, añadió.
Otro vecino, encargado de una veterinaria en Quintana y Brown, sostuvo que el único malestar que le produce es el mal olor que surge en especial a la noche y en verano. “Quien sabe olor a que sale de ahí abajo”, indicó. La nariz se ve aliviada cuando llueve porque “el agua limpia todo”. El otro inconveniente solía ser el ingreso del agua dentro del local que emergía de las entrañas del arroyo subterráneo pero con el sistema ideado por los vecinos evita que repita con cada precipitación fuerte.

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