La madre de Iara es avisada, a las 22.30, de que algo malo le había pasado a su hija. “Recibo un llamado por teléfono donde me dicen que mi hija le pasaba algo en el Vallecito del Ayuí”, indicó. De inmediato se sube a la moto, ella avisa a su hermano y cuando llega al lugar se encuentra con su hija tirada en el piso. “No entendía que era lo que había pasado. No me pude acercar a ella, no pude tocarla”, indicó. En la sala de espera, los testigos aseguran que la ambulancia del centro de Salud de La Bianca tardó entre 20 y 30 minutos en llegar e Iara estaba consciente durante esos minutos.
El licenciado en accidentología vial, Ricardo Galliusi era jefe de la División Criminalística de la Jefatura Concordia en ese momento –hizo más de 200 relevamientos de accidentes desde que comenzó atrabajar en la Policía- y aseguró que cerca del lugar del accidente había un semáforo con luz amarilla intermitente que significa que hay que transitar con cuidado, un cartel que decía “velocidad máxima permitida 40 km/h” y otro que señalaba “Ceda el Paso”.
La Meriva venía de sur a norte. Según atestiguó Galliusi ante la jueza Carolina López Bernis, el conductor “se ha visto sorprendido por la presencia de la peatón sobre la cinta asfáltica y sin mediar ninguna acción evasiva o defensiva, como ser una huella previa de frenado, la embiste”. Consultado por uno de los abogados defensores, Daniel Cedro, reiteró que no encontró indicios de ninguna maniobra evasiva.
En el lugar del impacto nace un reguero de líquido refrigerante, debido a la rotura del recipiente ubicado debajo del capot, que va a la par de una huella de frenado que surge también en ese punto. El licenciado señala que ese frenado posterior se debió a un “acto reflejo” del conductor al darse cuenta que había embestido a una persona.
Iara quedó a 83 metros del lugar donde se produce el choque. Esa es la distancia que fue arrastrada, según las pericias. Galliusi no llegó a ver el cuerpo pero encontró una zapatilla mancha con sangre a poca distancia. “¿A que velocidad usted arribó a la conclusión que conducía Aguirre al momento del impacto?”, le preguntó a Galliusi la fiscal Julia Rivoira. En el informe, luego de exponer las fórmulas que aplicó de acuerdo a los indicios recolectados, el perito policial llegó a la conclusión de que venía a “no menos de 113 km/h”.
Minutos antes, Aguirre señaló ante el tribunal que venía a 40 km/h cuando chocó a Ragone. El abogado querellante por la familia de la víctima, Guillermo Peñalber, dijo a DIARIOJUNIO que la velocidad mencionada por el acusado no se condice con la prueba recolectada. “A esa velocidad lo repitieron todos los peritos oficiales, no se puede destruir el auto como se destruyó. A 40 km/h. no podés llevar la persona sobre el capot 83 metros; no hay una frenada de 113 metros”, explicó. “La mecánica del accidente que describió es de otro accidente”, sostuvo.
La Meriva sufrió daños en la chapa del capot, en el paragolpes delantero, en el guardabarros derecho, el radiador, la botella del líquido de frenos o refrigerante y se rompió el parabrisas. El perito policial destacó que no había indicios de piel o cabellos debajo del vehículo. Por eso dedujo que la transportó varios metros sobre el capot y que el agujero en el parabrisas probablemente haya sido producido por el choque con la cabeza.
Cerca de Iara estaba la Meriva. En su interior estaba Aguirre. “Lo saco de adentro de la camioneta. Le pregunto que había hecho y me dijo que ‘nada’. Tenía mucho olor a alcohol, a bebida blanca. No se podía mantener en pie, se tambaleaba”, indicó Paniagua. De inmediato comenzó a gritar que estaba borracho y como nadie se había dado cuenta. “La gentes se empezó a acercar, la Policía lo refugió dentro del patrullero y fue ahí donde la Policía se dio cuenta que estaba borracho”, contó. "'Me llevé una pendeja por delante'", sostuvo la madre que dijo Aguirre.
La extracción de sangre se hizo a las dos horas de sucedido el accidente. En el juicio, una perito que declaró estimó que Aguirre “tenía 1,8 g/l de alcohol en sangre”, dijo Peñalber. En Argentina el límite de alcohol en sangre permitido es de 0,5 g/l de sangre. En una nota de Clarín se cita un estudio del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) que señala que con 0,15 g/l se produce una disminución de reflejos, con 0,20: Falsa apreciación de las distancias, subestimación de la velocidad, con 0,30: Trastornos motores-Euforia, con 0,50: Aumento del tiempo de respuesta, con 0,80: Trastorno general del comportamiento, con 1,20: Cansancio, fatiga, pérdida de la agudeza visual, con 1,50: Embriaguez motora. Más de 1,50: todos los efectos mencionados.
El abogado querellante mencionó que quedó probado en el expediente, por las propias declaraciones del imputado, que “éste no es el primer accidente que participó”. En 2008 protagonizó otro accidente frente al Aeródromo Pierresteguy. “Venía a exceso de velocidad y también alcoholizado”, dijo.
“Firmemente vamos a luchar para que el delito tipificado sea homicidio culposo y vamos a pedir el máximo de la pena que son cinco años de prisión más el doble de imposibilidad para manejar”, indicó Peñalber. “Vamos por la prisión efectiva. Eso es lo que nos ha pedido la familia”, añadió.
El lunes próximo se reanuda el juicio. Amigos de la víctima y testigos presenciales del accidente declararán. En tanto, los abogados defensores de Aguirre prefirieron esperar hasta que finalicen las audiencias para charlar con la prensa. Cerca de las 12, el acusado se puso unas gafas negras. “No me saqués fotos”, le dijo a DIARIOJUNIO al ver la cámara. Luego bajo las escaleras y se retiró de Tribunales acompañado por Cedro.
La madre sostuvo que su vida sufrió un giro de 180º a partir de la muerte de una de sus dos hijas. “La vida ya no es la misma. Todo es totalmente diferente. Uno se levanta con la fuerza de Dios para continuar peleándola para llevar este juicio adelante y lo logramos después de tantas idas y vueltas”, indicó. El juicio se pospuso varias veces y tendría que haber comenzado ayer. “Esperamos que se haga Justicia y que sea una prisión efectiva y que marque un precedente acá en Concordia. Que sea un antes y un después y que no vuelvan a ocurrir estas cosas. Que estas personas borrachas con antecedentes tengan su merecido”, pidió Paniagua.