Gatillo fácil a juicio
Ayer se inició el juicio oral y público por el asesinato en 2002 de Orlando Gómez. Se trata de un caso de policías de gatillo fácil que acabaron con la vida de un joven de 17 años después de un festival folcórico. Hoy jueves se realiza la segunda jornada del juicio oral y público en el cuarto piso del edificio de tribunales de Concepción del Uruguay. Ayer declararon cinco testigos y para hoy se aguarda que las partes realicen sus alegatos. La primera jornada contó con los alegatos de la querella y del actor civil, ya que la causa por la muerte de Orlando persigue el esclarecimiento del asesinato y un resarcimiento civil por los daños ocasionados a la familia por parte del Estado, al que pertenecían los policías acusados. Las audiencias durarán tres días, aunque los plazos se pueden extender. El fiscal es el editorialista de La Calle, Diego Young, quien ya intervino en el caso Flavia, donde solicitó la absolución de todos los procesados.
El caso cuenta con dos policías detenidos: Rodolfo Miguel Sandoval y Leonardo Daniel Ferreira. Este último, el mayor implicado, estuvo a punto de ser sobreseído por la jueza Cristina Calveyra, pero la decisión fue revocada ante la apelación de los abogados querellantes (José Ostolaza es quien representa a la familia de Orlando). El tribunal que deberá resolver el caso está integrado por Pascual Fervenza, José Luis Polimeni y Fabián López Moras.
En enero de 2002 Orlando, de 17 años, caía liquidado por un balazo a quemarropas de manos de un policía, que le dio «el tiro de gracia» cuando ya estaba tirado en el piso, herido. Su padre Alcides, consternado, no tenía dudas: «Fue un asesinato», dijo a El Miércoles en aquellos días. En la madrugada de aquel sábado 12 de enero un grupo de jóvenes que se retiraba del balneario Itapé fueron perseguidos por la policía. Según la versión oficial, el accionar policial se inició a raíz de «una fuerte disputa entre varios sujetos de dos grupos enfrentados». Sin embargo, los jóvenes aseguraron que «no hubo ninguna pelea ni enfrentamiento». En la persecución, uno de los policías hirió a Orlando en la pierna, lo que lo hizo caer al piso. Un vecino relató que “ví un policía que los corrió atravesando la canchita de San Lorenzo, aprovechó la oscuridad para tirarle, y volvió a correr otra vez para el otro lado. Después llegó un patrullero, los milicos se pararon al lado del chico caído, y no hicieron nada”. Uno de los amigos que acompañaba a Orlando ratificó que “cuando cae, viene otro polícía y le pega otro tiro en la panza y en el hígado, y lo mató”.
Para algunos se trató de “un ejemplo”, ya que hay vecinos que escucharon que uno de los policías, le dijo a un amigo de Orlando «ahí tienen, para que vean lo que somos nosotros, ustedes que no creían que los íbamos a bajar». Otros, atribuyen los hechos a los antecedentes de violencia desmedida que pesan sobre uno de los policías detenidos, Daniel Ferreira, a quien sus propios pares señalan con antecedentes de “gatillo fácil”.