Hace un año, en julio de 2015, la municipalidad informaba que “un nuevo Punto Limpio se sumará a los dos que ya funcionan exitosamente en la ciudad. Será en la esquina de calles Von Wernich y Belgrano, en zona del Parque San Carlos. Este espacio es emblemático por ser tristemente uno de los microbasurales más concurridos de la ciudad, donde a diario se registraban residuos arrojados informalmente”.
“Este predio históricamente fue un lugar abandonado, donde recolectores informales, carreros y vecinos, disponían equivocada e inconscientemente residuos de todo tipo, formando microbasurales. En pocos días, se convertirá en el nuevo el punto limpio de la ciudad”.
Según indicaba en ese entonces la titular de Medio Ambiente municipal, Belén Esteves, “este tipo de intervenciones desde el municipio no significa únicamente la recuperación de un lugar público que había sido convertido en un depósito de basura, sino también poner en evidencia la importancia de erradicar definitivamente los basurales, lugares donde inevitablemente se generan todo tipo de bacterias, olores, con todo lo que ello implica para el ámbito de la salud y el medio ambiente de nuestra ciudad”.
“La planificación del nuevo espacio recuperado, de amplia superficie, contempla la instalación de juegos y máquinas para realizar ejercicios deportivos; nueva iluminación; construcción de veredas y jardines con árboles y plantas autóctonas; y se dispondrá, como en los otros dos puntos limpios de la ciudad, contenedores para la separación en origen de residuos secos y volquetes para disponer residuos verdes y voluminosos (neumáticos, escombros, restos de poda, residuos electrónicos, etc.). Tal como se viene realizando hasta ahora, estos residuos serán luego reciclados en el Centro de Reciclado Municipal”.
“El suelo tendrá una base de chips de madera, que surgen del procesamiento de los residuos verdes de la ciudad mediante la chipeadora que posee la Secretaría de Medio Ambiente y los vecinos podrán solicitar chips en forma gratuita para ser utilizado como fertilizante en sus jardines y espacios verdes”.
Vuelve la basura
Un año después, una recorrida visual por el lugar da cuenta de que no sólo no se instalaron juegos ni máquinas para ejercicios ni luminaria o veredas o base de chips de madera ni se plantaron árboles. Además no hay contenedor ni volquete alguno para la separación de residuos. Hay no menos de 150 volquetes en la zona céntrica y otros 40 en La Bianca. ¿Costaba algo dejar uno en esa zona? Sólo se colocaron algunos carteles que recuerdan que está prohibido arrojar basura. La efectividad que hizo el mensaje en los vecinos desaprensivos está a la vista.
Martín Armanazqui, titular de la Dirección de Políticas Ambientales del municipio, señaló los contenedores de plástico no sirven para colocar residuos voluminosos dado que se rompen. Y uno que se atiborre de ramas luego es muy dificultoso vaciarlo dentro del compactador. En los puntos limpios que quedan, “El Aserradero”, ubicado en Néstor Kirchner y Catamarca y “Ruffino Baggio”, en Próspero Bovino entre Moulins y Gregoria Pérez, los vecinos pueden llevar residuos reciclados, incluso aparatos electrónicos. Y residuos voluminosos pero en pequeñas cantidades. Por ejemplo, escombros, ramas o pasto siempre y cuando no sea una cantidad excesiva.
Asimismo, el responsable de la Dirección de Políticas Ambientales dijo: “yo no lo llamaría punto limpio”. “Se abrió el año pasado y cuando nos tocó asumir ya no estaba funcionando. Ya se había cerrado el paso para los particulares que vuelquen residuos voluminosos y se había retirado el container donde se recibía el material reciclado”, explicó.
Respecto del cierre, según tiene entendido, se debió a protestas de ONG dado que es una zona de reserva cerca del Parque San Carlos. El temor era que restos vegetales que se depositasen pudiesen llegar a diseminar semillas de especies exóticas generando un impacto ambiental adverso en la zona.
Armanazqui aclaró que no está permitido arrojar basura. “Esa es la lucha diaria que tenemos con gente que piensa que en la zona de volcado voluminosos es para volcar basura y no es para eso. Es un punto limpio, no un microbasural”, dijo.
De todas maneras, amparados por la soledad dado la escasez de vecinos y la geografía del lugar, la gente arroja sus desperdicios. En consecuencia, el municipio insta a los vecinos a sacar fotos para identificar a los vehículos que sean pescados ‘in fraganti’ arrojando basura. De esa forma, pueden ser multados posteriormente teniendo en cuenta que están cometiendo una falta como si fuese una infracción de tránsito.
“Lo que se está planificando es hacer el cerramiento dado que la limpieza es periódica y colocar cámaras para detectar a los infractores que arrojen los residuos”, mencionó. En ese caso, se colocaría rieles manera de barrera o alambrado pero que, al mismo tiempo, permitan que la fauna del lugar puede circular sin dificultades dado que es un corredor natural, ya de por sí limitado por la calle que cruza por allí. No obstante, Armanazqui dejó la puerta abierta para que también haya personal municipal controlando en la zona.
Parque nacional
El lugar no es cualquiera de la ciudad. La basura parece imposible de erradicar en algunos lugares por donde obligadamente transitan los visitantes como debajo del puente Alvear, uno de los accesos principales a la ciudad, o en la zona de la Costanera cercana a la Defensa Sur. Pero especialmente el lugar apuntado es una zona ubicada en la periferia del Parque San Carlos, uno de los principales activos verdes de la ciudad.
De hecho, en 2012, desde el Concejo se proyectaba ampliarlo para convertirlo en un parque nacional. El ex concejal Mariano Giampaolo decía por aquel entonces a DIARIOJUNIO que la intención era lograr la transferencia del predio que no sólo abarca la cancha del Donovan sino un terreno más amplio de aproximadamente 10 has. Recalcaba que existía la posibilidad de que se haga una permuta y se ceda al Ejército otro predio municipal más alejado. De esa forma, las hectáreas que se añadirían a San Carlos avalaría el pedido para que se pueda integrarse al lote de los 30 parques nacionales existentes en el país. La iniciativa nunca prosperó pero es válida traerla a colación para darse cuenta de la importancia estratégica de los terrenos en cuestión.
Cabe dejar en claro que la única responsable de la contaminación es la gente que es la que arroja la basura en cualquier lado. Hay una ordenanza sobre microbasurales y terrenos baldíos sancionada en 2012 que expresa en su artículo 8º que “queda terminantemente prohibido arrojar basuras, desperdicios y escombros en la vía pública, lecho de los arroyos, en terrenos baldíos, y en todo lugar no autorizado por el municipio para estos fines. Toda aquella persona que sea encontrada arrojando basura, desperdicios y/o desechos en la vía pública y/o privada, será pasible de las penalidades establecidas en los ordenamientos vigentes. En caso de que quien arrojase basura, desperdicios y/o desechos fuere una persona que conduzca un carro tirado por caballos y/o cualquier otro móvil de transporte, podrá el funcionario verificador solicitar la retención del móvil de transporte, carro y/o caballo/s, conforme se estipula en la normativa vigente”. Pero, al mismo tiempo, debe existir un ente que controle el cumplimiento de la misma.
Pero por encima de cualquier ordenanza se encuentra la Constitución Nacional, que en su artículo 41° señala que “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales”.
Vale decir que las autoridades municipales tienen la obligación de velar por el cumplimiento de las leyes. Y para ello se requiere actuar enérgicamente mediante programas u otras medidas similares más enérgicas que colocar un simple cartel.