martes 23 de diciembre de 2025

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Un avión en nochebuena

Por Fosforito

Aquella nochebuena había quedado solo en el patio de mi casa, terminando la última copa de champagne con hielo. Pensé que no me iba a poder parar, levantarme de esa reposera al ras del suelo. Tenía mi cabeza tirada hacia atrás, en ofrenda a la noche. La brisa silbaba entre las hojas de la hiedra parra. En la noche el mundo es profundo, mucho más profundo de lo que parece al ser de día… El universo me daba vueltas y llegó un punto en que mi visión se perdió en la inmensidad. Me sentí flotando entre las estrellas, me sentí desaparecer. Me sentí parte del todo. Una pretensión de la nada. Insignificante.

Hay millones de personas en este mundo. Millones de vidas, de historias que ignoramos. Incluso cada uno de nosotros es también un misterio para sí mismo. Algunos giran toda la vida alrededor de los mismos asuntos pendientes, siguiendo los mismos patrones de comportamiento, repitiendo una y cien veces las mismas rutinas, y pensando que tal vez, aun así, son un poco especiales y singulares. No sabemos ni para qué estamos, ni muy bien qué hacer con este tiempo que nos toca, que puede ser demasiado, o demasiado poco –cuestión de perspectiva-, pero que no significa nada en la eternidad.

Hay tantas personas en el mundo como estrellas en el firmamento -y menos también. Gente que nunca conoció el amor o la libertad. Niños con infancias perdidas. Mujeres y hombres que son heridas caminantes. Gente que no sabe bailar. Gente que silba y canta. Personas llenas de flaquezas e inseguridades, mendigando amor, mendigando agua y comida. Estrellas de la tele, estadistas, locos fanáticos, superestrellas, gente de buen corazón, ilustres desconocidos…

Cada vida es única, irrepetible e irrelevante.

Seguramente estaba muy borracho y algo más… seguramente era el fin de una jornada intensa. Seguramente a esa hora ya estaba melancólico y con algo de angustia por el presente y el devenir…

Tomar conciencia de la finitud me relajó de todo problema ¡Qué relevancia tienen las cosas vistas desde la eternidad!¡Qué locura egocéntrica y hedonista nos hace pensar que somos tan importantes! Acaparar, sobresalir, dejar legado, vivir para siempre…Lo hagas bien o mal, algún día ni un recuerdo serás.

 

-“Vivimos y morimos. Todo lo demás es una ilusión.”

– Suena aterrador y fascinante

 

 

Vivimos en un mundo dividido y fragmentado cuyas piezas se repelen mucho más de lo que se atraen. Sin embargo todos somos el mismo montón de abono para la tierra.

¿Por qué es tan difícil de ver? ¿Por qué seguimos maltratándonos?¿Por qué no le bajamos el volumen al supermercado del mundo y vemos que en definitiva nos estamos comiendo unos a otros? Convirtiendo a los objetos en gente y a la gente en objetos ¿Se nos recordará más por lo que destruimos que por lo que creamos? ¿De qué escapamos? ¿Detrás de qué corremos? ¿Cuál es el premio?… ¿Si los muertos despertaran qué nos dirían?

Un pequeño avión -un avión en Nochebuena- me despabiló de aquel trance onírico. De aquel divague existencialista que hoy, pacientes lectores, les traigo como despedida y hasta luego de estas inquietudes, estas ficciones de lo real – o realidades ficcionadas- que llamé “Las Crónicas de Oxímoron”.

¡Salud, felicidades y crucemos los dedos por mañana!

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