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Un asesinato anunciado

El miércoles pasado,  hace 48 horas nada más, en la madrugada dos masculinos tomaron un remisse en dirección a Carretera La Cruz y Cortada 66 y atacan en el camino al chofer provocándole heridas cortantes en la oreja y cabeza. Uno de los ladrones gozaba de arresto domiciliario y pudieron identificarlo por las heridas cortantes. Que una persona  reincidente en el delito haya cometido ese hecho  generó el descontento visible y la indignación de  muchos choferes que fueron a protestar esta mañana a la Jefatura.

Los choferes no son ajenos al accionar de la delincuencia y saben cuáles son los riesgos que corren. Uno de los choferes, compañero de la misma empresa que la víctima fatal, aseguraba que ya había sido asaltado en cinco oportunidades y mostraba la puerta del lado del conductor de un Chevrolet Corsa con un remiendo rectangular blanco que resaltaba en la chapa debajo del cartel de “Orellana Remisses”: ahí había recibido un disparo de arma de fuego.

Pedro, un trabajador del volante que hace mas de dos décadas recorre las calles de Concordia, se quejó de la falta de seguridad en la zona de la Comisaría 2°. Y dijo que en esa zona hay problemas serios con el narcotráfico. De hecho, manifestó quejas contra el sector politico, quienes son los “que amparan a esa gente”, denunció.

No obstante, también sostuvo que hay otras zonas en donde “no se puede entrar más”, en referencia a la también a ciertos sectores de la jurisdicción de la Comisaría 4°. “No son todos sinverguenzas. Hay gente que va a trabajar; gente que necesita ir al hospital; mujeres que van a tener familia. Nosotros vivimos de ellos”, dijo el chofer.

Pero, al mismo tiempo, admite que conviven con “la inseguridad”. Y sostuvo que los delincuentes, “andan todos armados, con cuchillos o con armas de fuego”. Una posibilidad para sentirse mas protegidos sería colocar una mampara de material solido que separe físicamente al chofer del pasaje. Pero Pedro lo descartó. “Por mas que pongas una mampara, ellos se tienen que bajar para pagar al chofer. Ahí le facilitás todo”, dijo. “La solución es poner policias de vocación. Ellos conocen a todos, uno por uno. ¿No van a saber quienes son?”, se preguntó.

En tanto, Daniel Martínez recordó que lo asaltos son moneda corriente desde hace décadas y rememoró cuando dialogaba con quien era el Jefe de Policía de Concordia en aquel entonces por esos hechos: Hugo Rodríguez. Y sostiene que la respuesta de la policía siempre fue la misma: “hacen operativos dos o tres semanas y después se olvidan”.

Una medida de seguridad que se implementó en aquel momento fue que el chofer, al detectar una actitud sospechosa en los pasajeros, pulsara la radio de una forma predeterminada (una especie de código de seguridad) para que en la base transmitieran sin demora el pedido al Comando Radioeléctrico con los puntos cardinales para que un patrullero actuase sin demora. Pero eso funcionó dos o tres meses. “Después llamaban pero no atendían”, dijo Martínez

También los dardos fueron dirigidos a la Justicia: “a la gente se la cita a declarar y después no se detiene a nadie a pesar de que se dan datos de donde viven, se han sacado fotos en el ‘face’ de la gente que asalta pero seguimos igual”.

Pero lo sucedido anoche marca un antes y un después. Según Martínez, es la primera vez que matan a un trabajador del volante: eso nunca había sucedido en Concordia. “Que han sido lastimados sí y que han pasado varios días internados también. Pero un homicidio no: es la primera vez”.

El apoderado legal de Orellana, Hugo Estrella, indicaba que la verdad de lo sucedido anoche “se la llevó el compañero a la tumba”. Pero relató que habían recibido un llamado de un cliente habitual de la empresa de calle Rivoli al 600. Sin embargo, el chofer nunca llegó: “no sabemos si tomó un pasaje antes o que fue lo que sucedió porque la gente reclamó el pedido como seis o siete minutos después y el operador le dijo que ya había mandado el auto”. El cliente sostuvo que había visto pasar un Fiat Uno blanco por calle Sargento Cabral hacia el fondo. “Pensamos que era él”, dijo Estrella. “Al tiempo avisan que el auto estaba en el hospital Carrillo. El compañero llegó como pudo, fue trasladado al Masvernat y creo que llegó sin vida”, acotó.  

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