Un amor sin tiempo

Por eso anoche, te vi que gotas de sudor te corrían por los costados de tu estilizada silueta. Es que imaginaste a Angelito Labruna y a sus compañeros de la Maquina, al ronco Onega y el cabezón Sívori, el búfalo Funes gritando el gol de Alario. Y aquí abajo, al Beto Alonso, al príncipe Francescoli,  al gran Amadeo, el pelado Díaz, y hasta Alfredo Di Stéfano, quedándose afónico con el segundo gol de Sánchez y el tercero de Funes Mori saltando tan alto como lo hacía Passarella. Los de allá y los de acá dimos esa vuelta olímpica interminable, mientras el cielo seguía llorando de alegría con una lluvia intensa como en aquella noche de 1986, cuando nos conocimos.

Es que efectivamente somos como los protagonistas de esa película “El mismo amor, la misma lluvia” Anoche, nosotros fuimos Jorge el personaje interpretado por Ricardo Darín seduciendo a  Laura, encarnada por la bellísima Soledad Villamil.  Y el Muñeco Gallardo, que deslumbraba con el 10 en la espalda,   hace un rato que dirige la conquista de ésta sucesión de Copas que nos está convirtiendo en alcohólicos empedernidos.  Algunos insidiosos nos indican que vayamos a alcohólicos anónimos, pero es más conveniente ser aconsejados por algunos de los primos que hace mucho que son abstemios….de copas.

En estos días de felicidad desbordante, nuestro agradecimiento eterno al torito Cavenaghi, al Chori Dominguez, a Leonardo Poncio, al pelado Almeyda, que pusieron el pecho y el corazón, sacrificando el bolsillo, en los momentos más amargos de nuestra legendaria historia  

Entradas relacionadas