Tucumán y no Buenos Aires

Sí, hacía falta un 9 de julio. Lo que hace 1816 es resolver la disyuntiva que abrió 1810 e intentó definirse en la Asamblea Constituyente del año XIII; la cual entra en cuarto intermedio en 1815, sin haber logrado la declaración de la Independencia, es así que San Martín y un grupo de diputados deciden retomar las sesiones del aquella Asamblea, pero fuera de Buenos Aires. El punto de convocatoria fue Tucumán. ¿Por qué no Buenos Aires? Porque los diputados porteños no lograban concluir la soberanía separatista de España.

Cuando se estudiaba en la escuela 1810, se creía que ya estaba la idea de independencia muy clara, pero en realidad lo que hoy sabemos es que la Junta de Mayo de 1810 quería la autonomía, construir una monarquía federal. El modelo era el Imperio Británico, Canadá, Australia etc. que tenían al rey en Inglaterra, pero elegían sus propias autoridades. Ese es el planteo de 1810, elegir sus propias autoridades, manejar la economía, dejar de depender del monopolio español. 

A su vez desde 1810 a 1816 había dos posiciones entre los revolucionarios: los “autonomistas” y los que decían que había que romper con todo y hacer un país nuevo, los “independentistas”. Esa tensión va a estar presente durante unos cuantos años.

Cuando Fernando VII, preso de los franceses, recuperó el trono de España en 1814, después de su cautiverio en Francia y reinstauró el absolutismo, no negoció ninguna autonomía, con lo cual les dejó a los revolucionarios dos alternativas: rendirse y volver al sistema anterior que, obviamente, no era algo que querían o declarar la Independencia.

¿Es la revolución de 1810 lo que hace venir a San Martin a luchar a la par de todos y liberar a la América colonial?

Sí, es la Revolución y asegurar la libertad de las Provincias Unidas de Sudamérica. Durante esos años estaba presente la tensión: lo que se llama la libertad civil de las provincias y que obligaba al rey que respetase la autonomía manteniendo la monarquía, pero no como colonia o, por otro lado, romper los vínculos y hacer un país soberano. Esta última es la alternativa que termina triunfando, la que soñaba San Martín. Cuando se realiza el Congreso en Tucumán se buscaba esa Independencia, en un contexto de crisis total.

¿Estaba tan claro 1816 o había diferentes posturas?

Estaba clara la Independencia ante la opción de la restauración española, lo que significaba volver al estado anterior. Lo demás no estaba tan despejado. Fue un año totalmente caótico en permanente conflicto.

En lo que no se van a poner de acuerdo es en muchos otros puntos. No sabían si conformar una monarquía o una república, tampoco sabían cómo restaurar un orden para reemplazar todo lo provocado por la revolución. Estos líderes no encontraban la forma de integrar las diferencias que comenzaron en 1810. Todo estaba en discusión. 1816 fue un año en donde había muchos actores: San Martín, Belgrano, Güemes, Pueyrredón, Artigas, todos trabajando a la vez y por lo mismo, aunque con algunas diferencias…  

 Si se leen los resultados con el diario del lunes, se sabe cómo terminó el partido, pero en la cabeza de los dirigentes de la época había total incertidumbre.  

San Martín, mientras estaba en Cuyo armaba un ejército, esperaba, porque necesitaba que el Congreso diga sí a sus planes y dejar de lado la otra estrategia que era volver a atacar a los realistas en la actual Bolivia – Alto Perú -, donde ya los revolucionarios habían mandado tres expediciones que habían fracasado. El gran cambio que hace el Congreso de Tucumán es:  dejamos de ir por el norte y apostamos a San Martín. Ahí se crea el Ejército de los Andes y seis meses después de que se declara la Independencia se realiza el cruce histórico.  

¿Los autonomistas que temían? ¿Temor de quedar totalmente despegados de España? ¿Algo para estar igual que durante la colonia, para beneficios personales? ¿Qué cosas los motorizaban?

A muchos les costaba fuertemente la idea de buscar una república o una monarquía separada del rey de España.  Actualmente vemos a los reyes como figuras de decoración, pero en aquella época era casi impensable un mundo sin rey, era natural tener un rey. Pensar una alternativa de autogobierno era más viable que tomar el camino más complejo: destruir todos los vínculos con España y empezar de nuevo.

 

Tekoá Cooperativa de Trabajo para la Educación

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